Al norte de la Comunidad de Madrid hay un lugar donde la contaminación y el estrés de la capital son solo un recuerdo: Bienvenidos a la Sierra Norte.
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En la zona del norte de Madrid que linda con las provincias de Segovia y Guadalajara se extiende la comarca de la Sierra Norte, un destino de escapada cada vez más habitual para los madrileños, que ponen rumbo a estos parajes de bellísima naturaleza y muy poco habitados –apenas 26.000 habitantes se reparten por los 42 pueblos y los más de 1.200 kilómetros cuadrados de la comarca– para disfrutar de la práctica de deportes, del contacto con la naturaleza o, simplemente, descansar. Y todo ello, a la sombra de las cumbres del Sistema Central –las sierras de Somosierra, del Lobosillo, La Cabrera, La Morcuera y parte de la de Guadarrama-, y con el embalse del Atazar como corazón.
La población más importante es Torrelaguna, una villa con mucha historia -desde los tiempos de los romanos hasta ser escenario de una batalla de la Guerra de la Independencia- y gran riqueza monumental, tanto en el pueblo –ahí están la iglesia de la Magdalena, la puerta de la Muralla o la plaza de la Montera, además de sus casonas medievales– como en sus alrededores, donde hay atalayas de la época árabe, como la de Arrebatacapas.
La otra gran población, más al norte, es la de Buitrago de Lozoya, un pueblo amurallado que tiene un estupendo castillo mudéjar del siglo XV, una muralla de más de ochocientos metros de lienzo y un museo dedicado a Picasso, el Museo Picasso – Colección Eugenio Arias. En los bajos del ayuntamiento, y que expone la colección privada de la obra de Picasso -un total de 65 obras entre cerámicas, litografías, carteles, dibujos, aguadas…-que poseía su barbero parisino, natural de Buitrago.
Los municipios de El Atazar, El Berrueco, Cervera de Buitrago, Patones, Puentes Viejas y Robledillo de la Jara forman la Mancomunidad del Embalse del Atazar, un auténtico territorio museo con un gran patrimonio tanto arquitectónico y cultural como natural. En los pueblos hay varios museos que recuperan y recuerdan los modos de vida tradicionales de la zona (a la que se conocía, hasta bien entrado el siglo XX, como “la sierra pobre de Madrid”), tradicionalmente aislada por su clima y altitud y donde la agricultura, el trabajo de la piedra -canteras, tallajes- y los oficios relacionados con el agua y sus infraestructuras -presas, canales-, pues en esta zona se concentran los mayores embalses de la Comunidad de Madrid. Pasear por estos pueblos y toparse con ejemplos de su arquitectura típica es todo uno: potros, fraguas, lavaderos…
Muy popular es Patones de Arriba, la “otra parte” en que está dividida el pueblo de Patones. Al sur, en la llanura, el pueblo tiene todas las infraestructuras; y montaña arriba, a pocos kilómetros, Patones de Arriba, con su puñado de casas de piedra, es uno de los lugares más turísticos de la Comunidad de Madrid, y famoso desde la Edad Media por sus “reyes”, sus gobernantes, que hicieron y deshicieron su voluntad en el pueblecito hasta entrado el siglo XVIII.
Los deportes náuticos son una de las principales razones para viajar a esta comarca madrileña. Las aguas del embalse del Atazar son ideales para practicar vela, piragüismo, windsurf o kitesurf, y hay varias instalaciones en las riberas del embalse -como en Cervera de Buitrago.
También se puede practicar escalada, rutas en quad, parapente, paseos a caballo o disfrutar al ritmo que queramos del mayor Sendero de la comunidad de Madrid, la Senda del Genaro, que clasificada como Senda de Gran Recorrido (GR-300) por la Federación Española de Montañismo, tiene un trazado de 70 kilómetros que discurre en el entorno que rodea el embalse de El Atazar.
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