El Duomo, la Scala, sus tiendas… Milán, la capital económica de Italia, es un lugar con un buen puñado de razones que justifican una escapada. Y, por encima de todas ellas, una: uno de los cuadros más famosos de la Historia, custodiado como el tesoro que es: La Última Cena, de Leonardo da Vinci, pintado cuando, en el año 1495, Ludovico Sforza, Duque de Milán y gran mecenas del artista, encargó al gran Leonardo da Vinci la que se ha convertido, con justicia, en una de las pinturas capitales de la historia del arte por la maestría con que está ejecutada y es sin duda una de las cosas imprescindibles para ver en Milán.
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En pleno centro histórico de Milán, en el refectorio del convento de Santa Marie delle Grazie, hoy conocido como el Cenacolo Vinciano, contemplar la pintura es una obligación que requiere de cierta preparación previa y reservar vía Internet con la suficiente antelación. La pintura está en la mente de todos: y es que los movimientos y expresiones de los doce apóstoles en el momento en que Cristo les anunció que uno de ellos les iba a traicionar fueron magníficamente capturados por Leonardo, consiguiendo crear una atmósfera única que deja sin palabras. El artista utilizó personas reales como modelos para los personajes del mural, e incluso se retrató a si mismo en el segundo personaje del mural, empezando por la derecha.
Para esta ocasión, Leonardo quiso experimentar un método innovador que le permitiera adoptar medidas sobre el yeso seco, y así poder volver varias veces a cada uno de los detalles. Pero la ocurrencia de aplicar temple de huevo sobre el enfoscado en lugar de “buon fresco” no aguantó, y la pintura comenzó a deteriorarse, deterioro que aumentó después por humedades, mutilaciones y calamitosas restauraciones. Como ejemplo de la mala vida por la que ha pasado la obra, en 1797, un ejército francés utilizó la sala como establo, y en 1943 los bombardeos aliados no ayudaron demasiado en el progresivo deterioro de la obra (un suceso que recoge la película de George Clooney The Monuments Men).
¿Te apetece el plan? No olvides que dada la importancia en su estado de conservación las visitas están restringidas a sólo un grupo de 25 personas en una visita de 15 minutos, y es obligatorio reservar con anticipación, bien por teléfono (en italiano o inglés: 0039 02 89421146), o a través de web La Última Cena de Leonardo Da Vinci . ¡Buen viaje!
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