Hay una Mallorca a la que no llega el gran turismo. Una Mallorca de picos elevados, pueblos de naranjos y calas escondidas que son uno de sus tesoros más ocultos: bienvenidos a la Sierra de Tramuntana.
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Hace apenas un par de años, la UNESCO, con su declaración de la Sierra de Tramuntana como Patrimonio de la Humanidad, demostró lo que muchos ya conocían: que esta sierra, que marca el norte de Mallorca de extremo a extremo de la isla, es uno de los lugares más bellos del mundo. Pueblos bellísimos como Valldemossa, Banyalbufar o Deià, posesiones -grandes fincas-, terrazas de naranjos excavadas en la roca y que cuelgan del mar, calas, picos por encima de los mil doscientos metros… Los más de trescientos kilómetros cuadrados de sierra son una colección de postales que quitan el hipo. Existen varios miradores y puntos desde donde las vistas son espléndidas, como Ses Tres Creus, en Sóller, donde la panorámica es fantástica.
La Serra de Tramuntana abarca 19 municipios de Mallorca y discurre paralelamente a la costa noreste de la isla, desde Andratx y Calvià, al sur, a Pollença, en el norte. Esta es una Mallorca distinta a la de las playas del sur y el este de la isla. Lo que allí es bullicio, aquí es calma; lo que allí, escenarios internacionales, aquí son retazos de la vida mallorquina más tradicional. Hay desde santuarios como el de la Virgen de Lluc y pueblos donde parece que el tiempo se ha detenido y en los que no cuesta soñar despierto con instalarse allí: es lo que hicieron famosos como el actor Michael Douglas y el pianista Fredéric Chopin en Valldemossa, el cantante Mike Oldfield en Binissalem, el emperador Francisco José en Banyalbufar, o el escritor Ian McEwan en Deià. Pueblos de piedra, pequeños bares donde se sirven pa amb oli -el gran tentempié mallorquín- con licor de palo, y calas de guijarros en las que fondean los yates de los famosos.
Una buena manera de descubrir la Tramuntana es seguir la ruta de la Sierra, que discurre desde Andratx -uno de los lugares más exclusivos de la isla- hasta Formentor -donde está el legendario hotel Formentor, escaparate de celebrities internacionales. Aquí aguardan pueblos mágicos como Estellencs, Banyalbufar, Valldemossa, Deià, Biniaraix, Fornalutx, Lluc, Escorca, Sóller, Pollença… Una Mallorca distinta, abierta a los vientos del Norte y ejemplo de cómo los antiguos antepasados, con medios rudimentarios, supieron aprovechar la escarpada orografía para obtener un rendimiento agrícola respetuoso y compatible.
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Pero, aunque sierra, también es mar. La costa es abrupta, repleta de calas y acantilados que no son siempre de fácil acceso y está salpicada de torres y faros, construcciones de gran valor histórico. Entre las primeras destacan la de sa Calobra, la torre Picada, sa Pedrissa o la torre de sa Mola, entre otras. Los faros más interesantes son los de Formentor, el de la Creu (en el puerto de Sóller), así como los dos existentes en la isla de Dragonera, enfrente de Sant Elm, en el extremo occidental de la sierra. Una Mallorca distinta y muy viajera te espera en su sierra de Tramontana. ¡Te encantará!
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