En una cita cada gesto, cada palabra cuenta. Un error tonto puede llevarte al Paraíso de los Ligones o dejarte en como un paria de por vida. Uno de los detalles más revelador sobre tu persona es el modo en que pides la cuenta. La imagen que proyectas durante esos tres instantes decisivos es tan importante como el jersey que has pasado horas escogiendo. Entonces, no desestimes este momento y aprende de los errores ajenos.
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1. Gritas a pleno pulmón: «¡Jefe, la cuenta!»
Lo que tú crees: Soy un tío lleno de experiencia. Consigo desenvolverme en cada situación. Sé imponer mi autoridad, pero me gusta mostrar mi lado humano y tratar a los camareros como si fueran colegas.
Lo que ella piensa: Es un pringao. Llamar al camarero jefe, monstruo o crack es de pringaos. Debe ser de esos que se disfrazan de turistas en Berlín. O que entonan el “Yo soy español, español, español” cada vez que se siente amenazados. Yo quiero un chico que me lleve a Arco o al Teatro Real. Y nadie llama “jefe” al taquillero de un teatro.
2. Pides «la dolorosa»
Lo que tú crees: No está mal una pequeña dosis de humor. Pagar duele, así que me marco una de original y pido “la dolorosa”.
Lo que ella piensa: Es un hortera con alma de coplera. En cuanto pague, me largo de aquí.
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3. Haces señales al camarero para que se dé por aludido
Puedes simular una firma en el aire, pero hay un detalle: las cuentas firmadas por tarjeta o cheque ya no se llevan. El problema es si el camarero no te ve o se quiere divertir a tu costa. Intentarás hacerte notar con el mismo gesto pero más enérgico, y en vez de una firma, parecerá que estás pintando las Meninas. También tienes otra opción: chasquear los dedos a lo mafioso, pero si ella no es una fanática de El Padrino, probablemente le parezcas prepotente y será la última vez que la veas.
4 .Te refugias en el baño
No va a funcionar. Si a la hora de pedir la cuenta, te rajas para irte al baño, ella deducirá que tienes una cara más dura que el mármol. Puede que se vaya antes de que salgas. Si es lista, se irá sin pagar.
5. Propones un “sinpa”
Quieres hacerte el guay con aires de inconformista. Pero ella va a pensar que eres el tío más tacaño con el que ha salido. Provocarás que no vuelva a cenar contigo ni bajo tortura. A no ser que ella sea mucho más atrevida que tú. En este caso, te arriesgas a acabar con ella en el calabozo.
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