Cuando los vuelos son largos, es normal que los pasajeros busquen la manera más cómoda de descansar en el avión. Una de las posturas más comunes es recostarse contra la ventanilla, especialmente en vuelos nocturnos o cuando se viaja solo. Esta posición puede parecer inofensiva, pero en realidad, tiene algunos riesgos que conviene conocer antes de hacerlo.
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Las ventanas de los aviones están diseñadas con materiales resistentes, como capas de vidrio y plástico reforzado. Sin embargo, el apoyo constante de los pasajeros ejerce presión sobre la estructura, lo que, con el tiempo, puede provocar desgaste o pequeñas fisuras en el material. Aunque esto no significa que la ventanilla vaya a romperse, sí puede hacer que dure menos.
Además, los aviones experimentan cambios constantes en la presión y la atmósfera, lo que genera turbulencias y movimientos bruscos en algunos momentos del vuelo. Según una asistente de vuelo, si un pasajero tiene la cabeza apoyada en la ventanilla en el momento de un golpe fuerte, podría sufrir una lesión en el cuello o la cabeza, aumentando el riesgo de esguinces o contusiones.
Otro aspecto importante es la higiene. Aunque el personal de limpieza se esfuerza por mantener el avión en buenas condiciones, la constante rotación de pasajeros hace que las ventanillas acumulen bacterias, virus y otros patógenos. Muchas personas apoyan sus manos, cabezas o incluso tosen en dirección a la ventanilla, lo que convierte esa superficie en un foco de gérmenes. Por esta razón, las azafatas aconsejan evitar el contacto directo con ellas, especialmente si no se cuenta con una almohada o tela que sirva como barrera.
En caso de una evacuación de emergencia, los asistentes de vuelo deben actuar con rapidez y acceder sin obstrucciones a las salidas de emergencia. Si un pasajero está profundamente dormido con la cabeza apoyada en la ventanilla, podría dificultar la movilidad del personal de cabina y retrasar el procedimiento, algo que en una situación de peligro puede ser crítico.
Por este motivo, algunas aerolíneas recomiendan tener una postura que facilite el acceso a los puntos de seguridad, ayudando a que una evacuación sea más eficiente en caso de ser necesaria. Mantenerse alerta en ciertos momentos del vuelo, como durante el despegue y aterrizaje, también es una buena práctica para garantizar la seguridad.
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Para evitar los riesgos mencionados sin renunciar a un descanso durante el vuelo, las azafatas sugieren algunos consejos prácticos:
Siguiendo estas recomendaciones, es posible disfrutar del vuelo sin comprometer la seguridad ni la salud, logrando un viaje más placentero y sin riesgos innecesarios.
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