Las medidas sanitarias se han extendido entre España y el resto de países para frenar el avance del Covid-19. Los aeropuertos son sitios de tránsito diario de personas de diferentes partes del mundo, precisamente por este motivo, son lugares tan peligrosos. En lugares como en China las medidas en los aeropuertos son mucho más estrictas que en España. Así lo evidencia el tuitero Nyscalo que narró cómo fue su viaje de regreso de Madrid a la ciudad de Shanghái, donde actualmente vive.
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Comenzaba relatando como había viajado a España para pasar unos días con sus familiares y de vuelta a Shanghái se había sorprendido por las medidas tan estrictas del aeropuerto de la ciudad comparadas con las españolas.
En España, con 72 horas de antelación antes de volver a China, había que tenido que enviar su pasaporte y presentar una PCR negativa a la Embajada para poder viajar a Shanghái.
Una vez el avión aterrizó en la ciudad, el tuitero explica que tuvieron que esperar a que fueran desalojándolo poco a poco en pequeños grupos. Como vemos, todo el personal del aeropuerto está equipado completamente protegido con traje protector, capucha y escudo facial para evitar contagios.
Cuando ya bajan del avión, en el aeropuerto le asignan un código QR para identificarle. A continuación, tienen que hacerse una segunda PCR. Se sienta, espera hasta que escanean su código QR y le hacen la prueba para ir a inmigración.
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Después de coger la maleta, les dividen en grupos y viajan hasta el hotel que tienen asignado. Ellos mismos se tienen que costear la estancia en el hotel.
Estos hoteles están perfectamente acondicionados para la situación. Una vez llega al hotel, le dan un termómetro y unas pastillas de lejía para que las disuelvas en las heces al tirar de la cadena. A partir de ese momento, cada día a las 2 y a las 9 tiene que informar sobre tu temperatura a través del un código QR. No puede salir en ningún momento de su habitación, ni pedir comida que venga de restaurantes.
El control como comenta el tuitero es absoluto, de vez en cuando se pasaban por su puerta para que se tomara la temperatura correctamente delante de ellos. Después de varios días, le metieron un bastoncillo en la nariz y en la boca, de forma bastante ruda, para hacerle de nuevo la prueba.
Al vivir en Shanghái, solo paso una semana en el recinto. Tuvo la suerte de pasar el resto de la cuarentena en su casa. Aunque la seguridad y la vigilancia también le seguirían hasta su hogar. Como vemos, también se aseguraron de que cumpliera el confinamiento instalando un sensor y una cámara de seguridad en la puerta. El traslado fue en una furgoneta. Cuando llegan a su urbanización, dos policías le esperaban para leerle sus obligaciones, mientras uno de ellos grababa el proceso con una cámara.
Estuvo en casa encerrado hasta el día 12 de confinamiento, donde le hicieron la última PCR que dio negativa y pudo volver a su vida normal.
Las diferencias con España son más que evidentes. Aquí en lugar de hacerse la PCR y pasar por todo un proceso de cuarentena durante varios días, solamente tuvo que rellenar un formulario en el aeropuerto de Barajas y pudo irse con su familia. ¿Son las medidas de China demasiado estrictas o son las nuestras demasiado permisivas?
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