Quien haya visitado el Barrio Rojo de Ámsterdam, habrá notado que las calles donde se practica la prostitución desde el año 1200 tienen muchas ventanas iluminadas con bombillas rojas.
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Este color designa una de las profesión más antiguas del mundo, que se ejerce sobre todo en la Warmoestraat, sin dudas la calle más visitada en la parte mas vieja de la ciudad. Concretamente, indica que la prostituta dueña de la bombilla roja está disponible para trabajar.
Cada año decenas de miles de turistas se dejan caer por este barrio para observar a mujeres con poca ropa expuestas en escaparates, o incluso para contratar sus servicios. Las prostitutas intentan atraer a sus potenciales clientes desde los escaparates, casi siempre en ropa interior y haciendo algún gesto pícaro para llamar su atención.
Sin embargo, el rojo no es el único color que emana de las ventanas del placer de Ámsterdam. Más de una tiene una luz azul. Es una señal inequívoca de que en este lugar hay un transexual o un travestí trabajando.
La prostitución de transexuales es un negocio floreciente que atrae a clientes de todo tipo en varios países del mundo, como Tailandia. El Barrio Rojo no representa una excepción en este sentido. Los profesionales transgéneros han optado por diferenciarse de una forma sutil y cromática.
Es muy importante recordar que no se puede fotografiar ni filmar los escaparates para proteger la intimidad de las trabajadoras del sexo. Tampoco es buena idea hacerlo en la calle, con el trasiego del público nocturno en busca de diversión. De día resultará más fácil fotografiar alguna fachada.
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