Te invitamos a descubrir porqué La Palma es el paraíso de los senderistas. Cálzate un calzado cómodo y ¡a caminar!
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No imaginaban los benahoritas, los pobladores originales de La Palma, que la intrincada red de caminos que cruzaba casi cada rincón de la isla serían, con el paso de los siglos, uno de las mejores redes senderistas del planeta con casi mil kilómetros. La isla de La Palma tiene bien ganado su apelativo de Continente en Miniatura por la increíble variedad de ecosistemas con la que cuenta y caminarla a paso calmo es, decididamente, la mejor manera de disfrutarlo en primera persona. Desde la Ruta de los Volcanes, que sigue la espina dorsal de la Caldera de Taburiente y de la Cumbre, la del camino de la Costa que bordea la isla, o la de los Puertos, que une Santa Cruz de La Palma con el Puerto de Tazacorte.
Hay senderos para todos los gustos pero, sobre todo, para todas las capacidades. Los de Gran Recorrido (GR), están señalizados con el color rojo, y normalmente tienen una duración de días. Los de Pequeño Recorrido (PR), son de color amarillo, y son de hasta seis horas de duración, y los senderos locales (SL) señalizados por un distintivo verde, tienen aproximadamente una longitud de hasta 10 kilómetros. De una exigencia baja están rutas como la de Las Tricias-Buracas, una ruta circular de unos seis kilómetros que es parte de una de las etapas del sendero GR 130 entre Garafía y Puntagorda, o la que lleva del Centro de interpretación Los Tiles al Mirador del Espigón Atravesado, de tres kilómetros y que se realiza en media hora. Las más exigentes son, también, las que ofrecen más recompensa: once horas se tarda en cubrir los 24 kilómetros que separan al Roque de los Muchachos del Puerto de Tazacorte, y un par de horas menos se emplea en realizar la Ruta de los Volcanes, aunque tenga siete kilómetros más.
Pero ni la dificultad ni las distancias pueden echar para atrás a nadie: hay una red de albergues y refugios en los que alojarse y descansar: El Time (Tijarafe), Hilera de la Cumbre (El Paso-Breña Alta), Tinizara (Tijarafe), Gallegos (Barlovento), Pared Vieja (Breña Alta), Fuente de los Roques (Fuencaliente de La Palma) y Refugio del Pilar (El Paso). Sea cual sea, hay que enfrentarlo siempre con las precauciones habituales: usar calzado y ropas adecuadas, no pasar por zonas donde existan derrumbes, no apoyarse en las barandillas, tener cuidado cuando haya vientos o lluvias fuertes, llevar agua, ropa de abrigo, un cortavientos o similar porque no hay que olvidar que, en invierno, en las alturas de La Palma -por encima de los dos mil metros- no es nada extraño que la temperatura descienda por debajo de los 5º y el viento sea intenso.
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Y que La Palma es un escenario de primera categoría para echarse a andar -y a correr- lo demuestran citas como la Transvulcania (www.transvulcania.com), una de las carreras de montaña más prestigiosas del mundo y en la que se dan cita en cada edición más de dos mil participantes, que lo dan todo para terminar una carrera de 83’3 kilómetros de longitud y un desnivel acumulado de 8525 metros. Definitivamente, hacer camino al andar en la isla de La Palma es un método ideal para dejarse enamorar por una isla que es, no hay que olvidar, Patrimonio de la Humanidad. ¡Buen camino!
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