Cada 17 de marzo Irlanda celebra San Patricio, su gran fiesta nacional en la que conmemoran la muerte del Santo que llevó la fé cristiana a los irlandeses y sirvió años más tarde como símbolo de unión del país.
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Érase una vez un joven escocés llamado Maewy Succat. Maewy nació en el año 387 y vivía junto a su familia en Bannvern Taberniae (Escocia), un territorio de Birtania muy cercano al muro de Adriano.
Un día unos piratas irlandeses tomaron prisionero al joven Maewy de 16 años y lo vendieron como esclavo en Irlanda, donde vivió aprendiendo el idioma celta y sus costumbres. Seis años más tarde, Maewy consiguió huir y escaparse a Francia, donde decidió entregar su vida a Dios y ordenarse sacerdote.
Maewy Succat cambió su nombre por el de Patricius, y a los 46 años decidió volver a la tierra donde le habían esclavizado para difundir el evangelio entre sus habitantes.
Cuenta la leyenda que Patricius contaba el misterio de la Santísima Trinidad a sus feligreses con la ayuda de un trébol de tres hojas, una anécdota que se quedó en la memoria de la sociedad irlandesa, que adoptó el trébol como símbolo de la festividad de San Patricio siglos más tarde.
El 17 de marzo del año 461 Patricius murió dejando el recuerdo de su existencia en la mente de los irlandeses, que agradecidos al sacerdote por la forma en la que había ayudado a la comunidad respetando sus tradiciones y costumbres, decidieron proclamarle el «Apóstol de Irlanda».
La influencia de el sacerdote Patricio dejó huella en el pueblo irlandés, hasta el punto que el día de su muerte se consagró como un día de celebración.
En 1762 un grupo de soldados irlandeses que se encontraban en Nueva York decidieron hacer un desfile por sus calles en honor a su tierra, Irlanda. Desde entonces, los irlandeses de Nueva York lo tomaron como una tradición y el desfile se ha repetido cada año tanto en Nueva York como en otros lugares del mundo: Chicago, Boston, Toronto, Moscú, Argentina o Japón.
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El primer gran desfile en Dublín tuvo lugar en 1996 con el objetivo de recordar los valores históricos y culturales de Irlanda, y hacer que las millones de personas repartidas por el mundo recuerden sus orígenes.
El desfile se ha repetido todos los años desde entonces alcanzando un reconocimiento a nivel mundial.
Durante la festividad es tradición beber pintas de cerveza de color verde, lo cual consiguen con un colorante que se le echa a la cerveza común. Más de 13 millones de pintas verdes se venden durante estos días en Irlanda para conmemorar la muerte de San Patricio, un hombre al que arrebataron de su familia y decidió dedicar su vida a ayudar al pueblo irlandés a llevar una vida dentro de la cristiandad.
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