Algunos sitios en el mundo tienen el poder de transportarte a otro momento de la historia. Es como viajar en el tiempo, una experiencia única, que se puede vivir en muchas ciudades a lo largo del planeta. Un ejemplo de ello es Fez, la tercera ciudad marroquí más poblada por detrás de Casablanca y Rabat, a menudo conocida también como la capital cultural del país del norte de África. Aunque puedas pensar que se trata de una ciudad que es peligrosa, o que vas a tener que regatear en todos los negocios, en este artículo os vamos a mostrar qué ver y hacer en Fez.
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Perderse en la Medina de Fez el-Bali es sumergirse en la historia viva de Marruecos. Este laberinto medieval, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, es uno de los lugares más bonitos de Marruecos y también uno de los más caóticos. Aquí no hay coches, solo callejones estrechos llenos de artesanos, mercados de especias y animales transportando mercancías. La Puerta Bab Bou Jeloud marca la entrada a este universo donde se pueden visitar las icónicas curtidurías y numerosas tiendas de artesanía. Es un viaje en el tiempo que mezcla tradición, bullicio y encanto en cada rincón, una razón por la que merece la pena visitar Fez.
El espectáculo de colores y tradición de las curtidurías de Chouara es único en el mundo. Aquí, los artesanos trabajan el cuero como hace siglos, manteniendo ese toque tradicional que tanto nos enamora. El proceso es fascinante, aunque el olor pueda ser intenso. Por suerte, siempre habrá alguien ofreciéndote una ramita de menta para aliviarlo, un remedio muy típico. Y si no estás seguro sobre tu “arte” a la hora de negociar, aquí tienes algunos consejos para aprender a cómo regatear en Marruecos.
En medio del bullicio de la medina, la Madrasa Bou Inania es un punto de paz y belleza al mismo tiempo. Construida en el siglo XIV, esta antigua escuela coránica deslumbra con su arquitectura, llena de azulejos geométricos, madera tallada y una fuente central maravillosa. A diferencia de otras madrasas, aquí los no musulmanes pueden entrar y admirar cada detalle. De día es un imprescindible, pero también es una gran opción que hacer en Fez por la noche, cuando su iluminación realza aún más su encanto.
El Barrio Judío (Mellah) muestra otra cara de Fez. Con balcones de madera que recuerdan a sus orígenes, sus calles esconden sinagogas antiguas, un cementerio con lápidas blancas y un ambiente más tranquilo que el centro histórico. A pocos pasos, las enormes puertas doradas del Palacio Real son una parada obligatoria para cualquier viajero. Aunque no se puede entrar, su imponente entrada es una de las fotos más icónicas de la ciudad, una parada imprescindible si estás pensando qué ver en Fez en 3 días.
Si ya estás en Fez y quieres aprovechar para vivir una experiencia única en el desierto del Sahara, a unas horas de la ciudad, el paisaje cambia radicalmente. De la medina caótica a las inmensas dunas doradas de Merzouga, cerca de la frontera con Argelia. Dormir en una ‘haima’ bajo un cielo estrellado puede ser un momento que recordarás para siempre, por lo que tendrás la oportunidad perfecta si te encuentras en la ciudad marroquí.
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Fez es un viaje en el tiempo, un caos fascinante donde perderse es parte del encanto. Entre madrasas, zocos y tradiciones centenarias, la ciudad nunca deja de sorprender. Un destino perfecto para quienes buscan autenticidad, historia y una experiencia única.
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