Siéntete como en la época de Stalin en una pequeña ciudad comunista, que se ha quedado suspendida en el tiempo. Nowa Huta fue diseñada en base a cánones típicamente soviéticos para crear un contraste con la tradicional y conservadora Cracovia, de la que dista unos 10 kilómetros.
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La leyenda urbana dice que la ciudad fue construida para mostrar al pueblo polaco las bondades del régimen comunista, ya que Cracovia fue uno de los principales bastiones anticomunistas de este país, que siempre odió Rusia.
Fue fundada en 1949 para alojar a los trabajadores de un complejo siderúrgico creado al mismo tiempo. Con más de 30.000 trabajadores, Nowa Huta (Nueva Acero) se convirtió en el principal productor europeo de este material.
Enorme fábricas y edificios con apartamentos para los trabajadores dan fe de la visión constructivista de la arquitectura socialista, importada directamente de la Unión Soviética y enriquecida con el estilo polaco nacional, gracias a la labor de arquitectos locales como Tadeusz Ptaszycki, Janusz Ingarden, Boleslaw Skrzybalski, entre otros.
Tras la caída del comunismo en 1989, Nowa Huta se convirtió en un barrio más de Cracovia. El complejo siderúrgico fue adquirido por la empresa Arcelor Mittal.
Si en la época comunista llegaron a vivir 100.000 personas en Nowa Huta, actualmente su población llega a los 250.000 habitantes. La razón: los bajos precios de los alquileres.
Si quieres visitar Nowa Huta, te aconsejamos que lo hagas con una guía, ya que ocupa un área bastante grande. Lo curioso, además, es casi todos los tours se realizan en vehículos de la época.
Es interesante visitar la Plaza Central, ahora llamada Ronald Reagan Central Square. Es el punto de encuentro de las cinco calles principales que conectan diferentes partes del distrito. Los edificios monumentales alrededor de esta plaza son un gran ejemplo de la arquitectura de la época estaliniana.
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Muy recomendable también es la iglesia Virgen María Reina de Polonia, sorprendente por dentro y por fuera. El Teatro del Pueblo (Teatro Ludowy) es célebre por su alta calidad y por los interesantes experimentos sociales que lleva a cabo con subculturas locales.
La calle Roses Alley (Aleja Roz) con su amplio paseo, quedó famosa porque es el lugar donde fue colocado el monumento en honor a Lenin, en 1973, convirtiéndose en uno de los lugares más emblemáticos del barrio. Hoy, sin embargo, el monumento ha sido retirado.
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