Sobran los motivos para poner rumbo a Noruega en verano, pero nosotros te proponemos cinco para vivir en verano que, seguro, harán que te mueras de ganas por viajar a este fantástico país. ¡Buen viaje!
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Del 5 al 9 de agosto, Oslo se convierte en el mejor escenario de la música escandinava con el Oya Festival, el más popular de Noruega. El Parque Medieval siempre ha sido el escenario de esta cita pero, debido a diferentes obras públicas, este año se ha trasladado al Parque Tøyen (Tøyenparken), un precioso entorno verde en el este de Oslo, pero cerca del centro de la ciudad. El cartel lo forman nombres consagrados -Queens of the Stone Age o Bryan Ferry, por ejemplo-, además de bandas locales. Y hay mucho más: desde puestos de comida, discos o cómics.
Pocos cuadros hay más conocidos por todos nosotros que El Grito, de Edvard Munch. El artista se inspiró en él paseando por Ekebergåsen, un paraje donde los habitantes de Oslo gustaban de hacerlo en su época, y en el cuadro se reconocen algunos lugares: los contornos de las vistas desde la colina de Ekeberg hacia el fiordo, con la bahía de Bjørvika, donde se erige hoy la Opera, y el promontorio de la fortaleza de Akershus al fondo.
Oslo es fundamental en la vida y obra de Munch, y seguir su rastro es hacerlo por el Oslo más tradicional. El artista vivió durante su infancia en el barrio de Grünerløkka, al noreste de la ciudad, en diferentes apartamentos que hoy no se conservan, pero cuyos edificios que los albergaban apenas han sufrido variaciones desde aquellos años del último tercio del siglo XIX. Por ejemplo, el ambiente de la calle Thorvald Meyers, la más bulliciosa del barrio, sigue siendo de lo más pintoresco y animado, sobretodo si visitar Noruega en verano. Además, no olvides que el artista descansa en la bucólica colina Telthusbakken, en el cementerio Vår Frelsers Gravlund.
Flanqueado por las majestuosas, escarpadas y poderosas cimas de los Alpes Lyngen, el Lyngenfjord se alarga unos 85 km hacia el interior de la región de Tromsø. En ciertas zonas, la naturaleza alcanza un nivel idílico con aguas azules y profundas, espumosas cascadas y verdes laderas mientras que en otras, muestra su lado más sobrecogedor con glaciares que se extienden desde las laderas hasta los fiordos, acantilados escarpados y profundos cañones.
La naturaleza, sin duda, será el centro de atención: el impresionante paisaje incluye las extensas vistas de la cordillera de “Kvænangtindan”, el canal a través del estrecho Maursund y Rotsund, y las vistas panorámicas de los Alpes de Lyngen – en un día claro, pueden verse hasta los glaciares en lo alto de estas montañas. Perfecto para ver Noruega en verano.
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Diferente, energética, saludable, muy sabrosa y con un respeto absoluto por las materias primas, que siempre cumplen los parámetros de sostenibilidad: así es la gastronomía noruega.
Pescados, carnes y verdura son los protagonistas de la gastronomía más tradicional. Algunos de sus platos más conocidos son el cuello de cerdo asado con repollo colorado marinado y un caldo especiado; el buey asado con raíces de verduras, o el paté de reno y bacalao, típico de la región de Finnmark.
Para los más viajeros, probar el smalahove, una cabeza de oveja salada y ahumada, es una experiencia gastronómica y viajera de primera categoría . También abundan las propuestas para los foodies más sofisticados: en Noruega hay seis estrellas Michelín, que adornan cinco restaurantes: Bagatelle, Statholdergaarden, Ylajali y Fauna, con una estrella cada uno, y el Maaemo, de Oslo, con dos.
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