Malta: Descubre otro Mediterráneo

Formado por las islas de Malta, Gozo y Comino -esta última, un islote casi deshabitado-, el archipiélago de Malta ofrece una experiencia viajera puramente mediterránea, comenzando por su capital, Valetta. Valletta tiene todo lo que esperamos de una cudad mediterránea: un mapa urbano al que se asoman edificios de siglos de antigüedad y multitud de herencias -árabes, renacentistas, barrocas…- que debe su ADN a sus fundadores, los Caballeros de San Juan; una luz maravillosa; callejuelas donde el viajero siente que se ha detenido el tiempo… Valletta es una ciudad llena de contrastes, donde las expresiones más antiguas y tradicionales del siglo XVI conviven con lo más actual. Un enorme legado histórico que tiene una de sus mejores muestras en la catedral de San Juan, donde se exhibe la obra más preciada de Caravaggio, La decapitación de San Juan. El estilo de vida de los antiguos caballeros fundadores de la ciudad se puede conocer visitando el Albergue de Provenza, donde se encuentra actualmente el Museo Arqueológico, o visitar la famosa Casa Rocca Piccola, uno de los mejores ejemplos del estilo de vida de la nobleza maltesa de la época. Y el que es una ciudad repleta de historia es evidente el tercer sábado de cada mes -entre febrero y noviembre-, cuando se celebra en Birgu el “Alarme”, un espectáculo que recuerda la llegada de la flota napoleónica al puerto de la ciudad en 1798, cuando se dirigía a Egipto, para quedarse durante dos años en Valetta hasta que fueron expulsados por los malteses.

La segunda isla del archipiélago es Gozo, un remanso mediterráneo más tranquilo que la isla de Malta, más frondosa, donde las tradiciones siguen vigentes y el modo de vida tradicional, protagonizado por el paso de las estaciones y el trabajo en el mar y el campo, marcan el día a día. Gozo es una garantía de relax: su pequeño tamaño -no llega a los setenta kilómetros cuadrados- garantiza agradables baños y deliciosos paseos entre calas diminutas, playas de arena roja, bahías de color turquesa, extensiones de piedra caliza intercaladas con pequeñas salinas, o majestuosos acantilados descolgados sobre aguas cristalinas. Para los más activos, en Gozo les espera un terreno accidentado ideal para hacer trekking, senderismo, mountain bike y escalada. Y, desde luego, Gozo tiene interesantísimos lugares históricos, como el templo prehistórico mejor conservado del archipiélago, en Ggantija. La capital de Gozo, Victoria, cuenta con una Ciudadela que alberga el Museo de la Catedral, el Museo Arqueológico, el de Historia Natural y el de Artes Populares. Pero probablemente el elemento más fotografiado de la isla sea la Ventana Azul, una ventana al mar que las olas han abierto en la roca con el paso de los años.

Y, desde luego, decir verano en Malta es decir mar: arenales con todas las comodidades, calas y ensenadas casi vírgenes y, en cualquiera de estos lugares, un Mediterráneo transparente y azul donde reinan para nuestro disfrute las praderas de posidonia. Además, en muchas playas se pueden alquilar equipos para la práctica de deportes como el windsurfing o el esquí acuático. Los más aventureros podrán hacer wakeboarding o parapente, sin olvidar que estas costas son idóneas para navegar a vela y practicar el kayak, el kitesurf, el boogie-boarding y el addle-boating. Una gran ventaja de este tipo de actividades es que son accesibles para los más jóvenes, y se ofrecen en algunas de las playas y calas del norte de la isla más bellas como son Ghadira Bay, Golden Bay, Gnejna Bay y Għajn Tuffieha Bay. Las Islas son también un paraíso para los buceadores: al suroeste de Malta, concretamente en Wied Iz-Zurrieq, se puede ver “Um El Faroud”, un carguero que explotó en la década de los 90. El pecio se encuentra en posición vertical sobre el fondo arenoso entre calamares y barracudas. Se pueden visitar los inusuales habitantes que moran éste y otros barcos hundidos, aunque solo se precisará de un snorkel para investigar algunos secretos de mundo submarino. ¡Buen viaje!

 
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