En un aeropuerto sabemos que podemos perder un vuelo, que nos pueden perder las maletas y que nos podemos dejar algún objeto olvidado sin darnos cuenta. Hasta aquí, y por desgracia, todo entra dentro de lo posible y, a veces incluso, de lo más o menos común, pero lo que es verdaderamente raro es encontrar cosas tan extrañas como las siguientes entre los objetos perdidos en un aeropuerto:
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1. Un mástil
“A ver si llevo todo antes de salir: la cartera, los billetes, la maleta, el mástil…”. Sí, un mástil. Eso es que lo se dejó olvidado un pasajero en el aeropuerto de Barcelona. Desde luego, el objeto no era precisamente pequeño como para perderlo fácilmente. Su dueño no lo reclamó.
2. Vestido de novia
Tampoco hubo nadie que reclamase haber perdido un vestido de novia en el aeropuerto de El Prat. Y si la novia no lo llegó a reclamar, entendemos que lo mismo no se trató de un despiste, sino que directamente no quería casarse y salió corriendo a última hora como Julia Roberts en la película Novia a la fuga… o en la vida real cuando dejó plantado a Kiefer Sutherland poco antes de la boda.
3. Las llaves del Porsche
Puede pasar perfectamente que se caigan las llaves de casa en tu asiento del avión. Las llaves del coche son más difíciles de extraviar porque las de casa casi siempre las llevamos encima cuando viajamos en avión y las del coche las dejamos en nuestro domicilio salvo que aparquemos nuestro vehículo en el párking del aeropuerto. Lo que desde luego es raro es que las llaves del coche que se extravíen en un aeropuerto sean las de un Porsche, como ocurrió en Londres. Eso sí, si se mira por el lado bueno, perder las llaves de un Porsche está muy bien: significa que tienes uno.
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4. Uno de los peores objetos que puedes olvidar
En el aeropuerto de Londres también se encontraron con un tesoro muy valioso, más incluso que las llaves de un Porsche: un talonario con cheques en blanco firmados. Su dueño tuvo suerte de que el talonario fuese a parar a la oficina de objetos perdidos y no cayera en otras manos menos inocentes.
5. Una medalla olímpica
El nadador estadounidense Brendan Hansen ganó una medalla junto a sus compañeros del relevo 4×100 en los Juegos Olímpicos de Pekín 2008. Y no una cualquiera: la medalla de oro. Sin embargo, Brendan Hansen se dejó olvidada la medalla en un avión que cubría el trayecto Philadelphia-Austin. Otro pasajero, llamado Casey Taylor, ocupó el sitio que había dejado vacante el nadador la recogió con el fin de devolvérsela a su dueño, con el que intentó contactar sin éxito a través de Facebook. Para alegría del deportista, Casey Taylor consiguió dar con él llamando a la Universidad de Texas. Curiosamente, vivían muy cerca el uno del otro y el medallista olímpico pudo recuperar su trofeo. Hansen insistió en ofrecer una recompensa de 1.000 dólares a Casey Taylor, que admirablemente decidió donar a dos entidades benéficas. En los siguientes Juegos Olímpicos, los de Londres 2012, Brendan Hansen volvió a ganar la medalla de oro en el relevo 4×100 y ganó también el bronce en los 100 metros braza. Esta vez no perdió ninguna de las dos…
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