Como ya hiciéramos con Barcelona, hacemos desfilar ahora a los mejores restaurantes tailandeses de Madrid. Ya sea en versiones más puristas o en otras más de fusión con cocinas emparentadas, lo cierto es que la gastronomía de Tailandia cada día está más de moda y nos gusta más. Y es que hay semanas que no podemos dejar pasar sin meter la cuchara en un buen curry. ¡Necesitamos su picante como si siempre hubiera estado ahí!
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Nos chifla la trampa. El Sudestada no es un restaurante puramente tailandés. Nos chifla el Chifa, el otro local asiático –más sencillo y pequeño- del argentino Estanis Carenzo en los alrededores de la calle Ponzano. Pero es que nos chifla demasiado el Sudestada, un restaurante mestizo y de emocionante fusión en donde encontramos el mejor curry de Madrid. Así, sin más. Entre otras cosas, claro…
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Seguimos con el juego, el de mezclar, que en este caso nos propone el joven chef Jaime Renedo –ahora además con su nuevo Pink Monkey- con este mix de influencias asiáticas en el que Tailandia siempre está muy presente. Hierbas aromáticas, pinchazos ácidos y regustos picantes. Es decir: cocina tailandesa en esencia. Que si una sopa Tom Kha Khai; que si curry rojo, verde y amarillo… ¿Seguimos?
Vale, ya paramos. Estamos ante un nuevo caso de fórmula fusión pero completamente informal y orientada sobre todo al street food. Tailandia, pero también Hong Kong, Indonesia y Singapur para tomar en local –tienen tres- o para llevar. O en su food truck, al que hay que seguir la pista. Pad Thai al estilo tradicional y currys Gaeng Phet y Gaeng Keaw Wan como estrellas de la carta.
Ahora sí, un restaurante tailandés de pura cepa. En un impresionante chalé de Arturo Soria, de repente se hace el país de las mil sonrisas en todo su esplendor. Decoración, moblaje, arreglos florales, vestuario, vajilla… Todo cuadra, incluido un preciosista jardín con piscina. El lujo exótico alcanza a una cocina que peregrina del norte tailandés hasta un paladar occidentalizado. Conviene atreverse con su coctelería.
Recuperada la pureza y la ortodoxia de la cocina tailandesa, este restaurante de la zona de Alonso Martínez despunta precisamente por su fidelidad a las raíces. Sin ir más lejos, su nombre alude a una de las más recurrentes del recetario thai. La pareja propietaria concibe una carta tradicional –aunque evitan a toda costa el cerdo- en la que brillan los currys y el pollo de corral. Además, la ambientación del local está muy conseguida y favorece la intimidad.
Hasta este amplio restaurante de cocina thai Real acuden familias y grupos de amigos confiados en poder superar las distintas pruebas de resistencia al picante. Además de su pollo trigre “llorando”, incluye en la carta su infernal entrecot de buey con chiles secos, un plato sólo apto para paladares de amianto. Pero ha llegado a preparar varios currys con hasta doce chiles Trinidad Moruga Scorpion, el más picante del planeta, un plato que debía ser cocinado con guantes y mascarilla. La escala Scoville tiritando…
Ya son diez años los que contemplan a este restaurante de la cada vez más gastronómica calle Jorge Juan especializado en cocina tailandesa sin excesivos lujos pero muy variada y no muy cara. Un comedor sencillo, algo tópico pero sujeto a los dictados del feng shui, proporciona un correcto acercamiento a estos platos especiados y ligeramente picantes.
El entorno de La Moraleja define la propuesta de este restaurante que además de platos tailandeses incluye sushi, bocados coreanos y tapas españolas. Una puesta en escena virtuosa y abiertamente pija en la que lo mismo cabe una actuación en directo, un bailoteo, un cóctel en el lounge o un Pad Thai Koong.
Una curiosidad con gran número de adeptos. El concepto de una especie de bareto reconvertido a la causa thai en versión tapeo y con opción delivery e incluso con pequeño mercado de viandas. Menús variados, carta bien explicada y nutrida de arroces, tallarines, sopas y currys, así como un listado de tapas, aunque no dejan de ser entrantes tipo dimsum o rollitos.
10. BambúBox
Cunde el ejemplo del modelo informal. Como en el caso anterior, arrasa la adaptación de cocinas foráneas en espacios más o menos reconocibles, de batalla o más de diseño. El de esta neotaberna asiática de Chueca, con un impresionante entramado de bambú que se extiende por las columnas hasta el techo, está firmado por el estudio Maroto e Ibáñez Arquitectos. La carta está compuesta por una oferta habitual de sopas, ensaladas, currys y postres caseros, sabrosos y a precios razonables.
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