No hay presencia en Madrid, ni por extensión en España, de alta gastronomía teutona. Es un hecho. Pero sí hay restaurantes y cervecerías -porque entendemos que la cerveza es alimento, así somos- que merecen una visita si apetece una ración de codillo o una bratwurst bien acompañada. Si en Madrid hay restaurantes de todas las cocinas del mundo, también hay alemanes y he aquí nuestro ranking.
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El embajador por excelencia de las especialidades alemanas en la capital. Y es que es todo un clásico inaugurado en 1943 por Otto Horcher, encargado de extender el buen hacer que su padre Gustav Horcher había demostrado en su distinguido restaurante de Berlín. En zona noble, a un paso de la Puerta de Alcalá, décadas después sigue fiel a sus platos de siempre: el goulash con páprika y spätzle, el Stroganoff a la mostaza y los postres como el crêpe Sir Holden o el baumkuchen, un pastel de árbol loncheado, con helado de vainilla y chocolate caliente por encima.
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Algo escondido en el pasadizo de Martín de los Heros, el Krüger es el típico restaurante clásico de comida alemana clásica. Vigas y bancos de madera, barra interminable, lámparas con sellos cerveceros… Y puré de patatas casero, goulash a la antigua, codillo cocido y asado, tabla de carnes de Dortmund, escalopes, surtidos de salchichas, combos con ensaladas y chucrut, apfelstrudel… Y claro, cervezas alemanas para regar el festín.
Local pionero en acercar la cerveza alemana (y de otras latitudes: belgas, checas, japonesas…) a las sedientas gargantas madrileñas. De hecho, se hizo también famoso por aparecer en el libro Guinness por ser la cervecería con más número de referencias ofrecidas por metro cuadrado. Tanto en el Oldenburg fundado hace 25 años por José Luis Ramírez, como en el más reciente abierto cerca de la cervecería original, la cerveza (embotellada o de barril) se acompaña de tablas de quesos y patés, salchichas Nuremberg, blanca de Múnich y Viena con chucrut, ensalada alemana, sándwich nórdico, tartar de salmón o, ya más castizo, callos a la madrileña caseros.
En una zona con tanta tradición como el barrio de Chamberí, otra cervecería recomendable con paredes de ladrillo, mucha madera y decoración genuinamente teutona. Destacan sus menús, sus platazos para compartir (codillo y surtido de salchichas con guarniciones, chuletas Sajonas y ensaladas de pasta), superperritos, platos alsacianos, aros de cebolla, patatas con salsas, tablas de ahumados y patés, y surtido de tartas y strudel de manzana para acabar.
Con locales en Chamartín y en Arturo Soria, lleva esta casa más de cuarenta años siendo referencia para comer con acento alemán en Madrid. Las salchichas Fass son elaboradas artesanalmente por sus maestros charcuteros. También codillo con receta secreta, patatas Rösti, cervezas alemanas y tienda con productos alemanes junto al restaurante de Chamartín y en el barrio de Montecarmelo.
Abierta desde 1985, la gente acude a esta cervecería por su variedad, más de un centenar de etiquetas y con siete grifos rotativos semanales, y no siempre convence la calidad y cantidad de su comida. Pero nos hacemos eco de una propuesta que, además de hamburguesas (Lovaina y Múnich), perritos y bocatas alemanes (Palatinado y Baden), no falta a la cita de especialidades recurrentes como el codillo Eisbein, la ensaladilla alemana, las tablas de quesos y ahumados, y las salchichas: Bratwurst (salchicha bávara blanca), Currywurst (berlinesa) y Viena (ahumada).
Local típicamente muniqués, aquí se vive la esencia del Oktoberfest. Por lo tanto, más culto a la cerveza y algunas viandas para aguantar el tirón: salchichas artesanas con guarniciones, codillo asado o cocido, costillas barbacoa, lomos de arenque Bismark, pastel berlinés, hamburguesas caseras, ensaladas alemanas, tartas caseras…
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