Seguimos erre que erre. Si un listado o un ranking tiene su problemática, cuando es la paella el tema a valorar la cosa se pone al rojo. Ni siquiera la política o el fútbol pueden suscitar un debate más acalorado que el generado alrededor de la paella, un plato perfecto que desata pasiones. Este es nuestro ranking de lugares bendecidos para honrar al guiso de arroz valenciano. Porque esta vez no salimos de Valencia, no sea que nos compliquemos aún más la vida. Eso sí, la discusión está abierta. Pasen, coman, disfruten, envuélvanse en el humo de la leña y participen del griterío. Seguro que hay paellas que nos saltamos pero lo importante es conocer dónde podemos comer una paella en Valencia.
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Una casona tradicional valenciana del año 1900 en el casco viejo de Campanar. Con techos abovedados, suelo de ladrillo y azulejos en las paredes. Todo está rico, pero es obligatorio comer su paella valenciana excelsa sujeta a tres condicionantes que no admiten negociación: fuego a base de leña de naranjo, verduras frescas y carnes de calidad, y un cocinero experto siempre al quite. Óscar Gil y compañía son los responsables de un lugar tan inexcusable.
En este restaurante familiar y con hostal de la zona de La Albufera, en Perellonet, se lleva haciendo honor a la cocina de mercado desde 1935. Hoy sus arroces secos siguen siendo su mejor abanderado gracias a la variedad bomba y a su variedad de gustos: huertana, de pollo y conejo, de bacalao con garbanzos y cebolla, de marisco, de pato, pollo y conejo. O de bogavante, la más lujosa de todas.
Tal vez sea el santuario paellero más valorado por los expertos. En la playa de la Malvarrosa, comenzó como una barraca en la que se cambiaban los bañistas. En 1922 ya lucía en la fachada el nombre de Villa Carmen, en honor a la esposa del primer propietario. Fueron ellos los bisabuelos de Toni Novo, el actual patrón de este lugar que sale en Tranvía a la Malvarrosa de Manuel Vicent y en el que se ponía ciego Blasco Ibáñez, que vivía en la villa contigua. Las paellas, tras el obligado entrante de esgarrat, son finas y perfectas de socarrat, con materia prima de huerta y corral, y se cocinan con fuego de leña. De naranjo, por supuesto.
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El último restaurante de Valencia en ganar el Concurso Internacional de Paella Valenciana de Sueca. Fue en la edición 54 de 2014, ya que las dos siguientes ganaron sendos locales de Madrid y Córdoba. Al frente de este modesto hostal de la ciudad de l’Alcúdia está Paco Rodríguez, responsable de paellas de marisco, de bogavante y, cómo no, valenciana.
De nuevo, palabras mayores. Y es que estamos ante un lugar más que veterano. En plena huerta de la Alboraya, nació a principios del siglo XIX como venta de vino al por menor. Generación tras generación, la familia Navarro ha mantenido la esencia, hasta asentar a El Famós como un templo de las paellas de leña. Las pinturas que cuelgan de las paredes, obra precisamente de El Famós (Vicente Navarro) e inspirada en los alrededores, le da un punto museístico de lo más kitsch.
Justo medio siglo de experiencia en el hacer de una receta tradicional avala el resultado de estas paellas. El merendero antiguo de Picassent pasó a ser restaurante y los nietos de aquellos pioneros, Carmina y Pep, continúan el legado. Arroz del Molino Santo Tomás, como entonces. Verduras del campo. Fuego controlado con precisión. Leña de naranjo y algarrobo, dejada secar incluso hasta dos años. Una experiencia genuina.
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