No nos engañemos; en estos mercados no se viene a hacer la compra. Esto va de cañas bien tiradas, pinchos sofisticados y, sobre todo, mucho postureo. Pero si hablamos de comer, que de eso se trata, se come muy bien, incluso con Estrellas Michelín danzando por la barra. La nueva alta cocina ha llegado también a los mercados de toda la vida, en formato tapa. Diez mejores mercados para tomas tapas donde comprobarlo. ¡Buen provecho!
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1.San Fernando (Madrid)
Barrio castizo –Lavapiés, nada menos– y lonja tradicional; de esos a los que nuestras madres nos llevaban al salir del cole. Ahora, en el Mercado de San Fernando, además de llenar la cesta, puedes comprar libros –al peso, eso sí–, comer de entrecot y solomillo a pie de mostrador o alargar el aperitivo a base de cañas y tapas peruanas. Aspecto (todavía) de Cuéntame pero espíritu moderno. Remate perfecto para un domingo de Rastro.
2. San Antón (Madrid)
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El mercado de San Antón, en pleno Chueca, se rehízo enterito hace unos años. Nada que ver con lo que había, apostando por estética, puestos y ocio muy actuales. Postureo de domingo, buenas tapas (y raras también), take away y un restaurante donde te cocinan lo que compres abajo.
3. San Ildefonso (Madrid)
En el mercado de San Ildefonso no hay medias tintas: aquí se viene a degustar (y devorar) streetfood, no a hacer la compra. 18 puestos de variedades gourmet listas para tomar y llevar en la mismísima calle Fuencarral. La decoración interior también es delicatesen pura.
4. La Boquería (Barcelona)
El paseo gastro por Barcelona solo puede empezar por aquí. Entre tanta historia –abrió en 1840, al pie de la Rambla–, tantos y tan variados puestos, y tanto turista, en La Boqueria hay que localizar la barra del bar Quim (en la foto), acodarse y tapear en serio. Es lo que suelen hacer los gemelos Torres, responsables del restaurante Dos Cielos, en el hotel ME (sí, los que salen después de MasterChef).
5. Santa Cantarina (Barcelona)
Las voluptuosas olas de la flamante y colorista techumbre del Mercado de Santa Catarina abrigan un mundo de posibilidades foodies. Por ejemplo, todas las que pasan por la barra de tapas de las Cuines de Santa Catarina, que tocan lo mediterráneo, los asiático, lo dulce y también lo vegetariano.
6. Palo Alto (Barcelona)
La nueva ola, un mercado del diseño. Muebles vintage, instalaciones artísticas, ropa molona de segunda mano y, en lo gastronómico, caravanas y foodtrucks que muestran la nueva cocina de jóvenes chefs con ganas de sorprender. En Palo Alto se tapea moderno y está todo delicioso.
7. Mercado de la Victoria (Córdoba)
Una oda al aperitivo y a la buena comida a un paso del centro histórico de Córdoba. En el Mercado de la Victoria, el primero exclusivamente gastronómico de Andalucía e instalado en un hermoso edificio antiguo de hierro forjado, lo complicado es elegir qué vamos a tomar y encontrar un hueco donde hacerlo, porque la fórmula triunfa. Una pista local e interesante: los creativos (y coloridos) salmorejos de La Salmoreteca (de aguacate, de maíz, de chocolate…).
8. Lonja del Barranco (Sevilla)
La última gran incorporación al panorama nacional de los neo mercados es la Lonja del Barranco, en Sevilla. Alojada en las antiguas Naves del Barranco, diseñadas por el mismísimo Gustave Eiffel y levantadas en plena época de la Restauración (abrió en 1883 como lonja de pescado), tras una profunda rehabilitación se ha convertido en el templo sevillano del tapeo foodie. Croqueterias, un grill americano, arroces y hasta un japonés para un mercado gourmet que bulle incluso entre semana: es un imán para el llamado afterwork.
9. Mercado de La Ribera (Bilbao)
Este mercado gigante de estilo art déco, junto a la ría de Bilbao, acaba de reabrir sus puertas tras una profunda renovación. Y lo ha hecho añadiendo un interesante reclamo gastronómico en la plana baja: La Ribera Bilbao, un bar y restaurante donde comer de menú (vegetarianos también), de tapas y raciones o tirando de brunch (incluso entre semana). Todo ello amenizado con el mejor jazz.
10 Mercado Central (Valencia)
Modernista y fabuloso, especialmente por dentro, el Mercado Central de Valencia, es un lugar para visitar, para comprar (fresco, fresco) y para paladear sentados a la barra del Central Bar: cañas y raciones de la cocina popular reinventadas por el chef Ricard Camarena (una estrella Michelín), uno de los grandes talentos de la nueva alta cocina española.
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