No hay que ser un explorador avezado en secretos urbanos para saber que Lisboa tiene marcha. Mucha. Entre otras cosas la capital portuguesa es una de las capitales europeas de la música electrónica. Eso para empezar. Pero ser un destino estudiantil prioritario, ser una metrópoli económicamente asequible, tener casi todo a mano y gozar de una climatología benévola, hacen que la noche lisboeta vibre como pocas. De sus templos discotequeros de referencia a una red de bares divertidos y con personalidad, de la vida en la calle al encuentro con el diseño, de las rondas de Sagres o Super Bock a una interesante coctelería que despunta. Lisboa es siempre contraste. Aquí nadie se aburre. Y eso que la ciudad afterhour ya no es lo que fue. Descubre más sobre qué hacer en Lisboa en las siguientes líneas
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1. Bairro Alto
Sin duda, el mejor termómetro de la noche lisboeta. Desde la frontera del Chiado y la Praça Luis de Camões, el barrio es un palco de estrechos empedrados llenos de bares en donde se hace mucha vida callejera, a la española. Los pequeños garitos se atiborran y dejan que la clientela saque sus cervezas al exterior. No hay que dejar de entrar en el Pavilhão Chinês, en el Bicaense, en el Bedroom o en el Fragil, todos locales ilustres de este Bairro Alto. Las noches templadas el Mirador de São Pedro de Alcântara se mueve a ritmo de dj.
2. Las Doças de Alcántara
Desde que los muelles de Lisboa tienen otra cara al este del Puente 25 de Abril, la ciudad parece haberse vuelto todavía más moderna. Esta renovada zona fabril ya no es territorio de estibadores sino de gente guapa que acude a discotecas como LxFactory o Buddha Bar, en la que no es difícil coincidir con alguna que otra celebrity local o del más allá. En verano se aprovechan las terrazas de estos grandes almacenes de ladrillo y hierro. Una vez hemos parado por estos andurriales, lo suyo es enfilar la Av. 24 de Julho y terminar al otro lado de la ciudad en LUX Frágil, la discoteca de las discotecas, situada frente a la estación Santa Apolonia.
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3. Santos y Avenida 24 de Julho
Entre las zonas de Doças y Cais do Sodré, aquí podemos tomarnos la primera. Bares de copas no faltan, como el Vaca Louca, ni discos como Plateau, menos pija que otras. En ese mismo cuadrante nos topamos con Europa Sunrise, paraíso after, Kremlin, que fuera un antiguo convento y hoy por hoy ineludible en el circuito clubber, y justo al lado, la discoteca de tres plantas Main, antigua Kapital.
4. Cais do Sodré
En torno a la estación ferroviaria homónima, esta zona portuaria dejó atrás el ambiente marginal en plan Barrio Rojo y se dio de bruces con la gentrificación. En lugar de marineros a la caza del mejor burdel hoy en día la noche es más de color de rosa, justo con el que se pintó la Rua Cor de Rosa (en realidad Rua Nova do Carvalho) como parte de una estrategia de revitalización urbanística. A su alrededor, bares y restaurantes como el Lateral, el British Bar, la Pensão Amor –un hostal reconvertido en bar bohemio-, los discotecones Music Box (música en directo) y Europa o, más allá del Mirador Santa Catalina, el club indie Incógnito (más en Baixa que otra cosa) y el restaurante de copeo Pharmacia. Al otro lado de la Av. 24 de Julho está el B.Leza, una impresionante discoteca de música africana.
5. Mouraria
Además de ser el barrio fadista por excelencia, el poso histórico y su laberíntica morfología hechizada de encanto multicultural seducen a quienes quieren escarbar en esa otra Lisboa. Pero, al igual que Intendente y Anjos, esta morería que pudiera compararse (fatalmente, puede ser) con un Lavapiés luso tiene su propio circuito hedonista aunque barnizado de cultura y activismo. Más tranqui, seguro. Tabernas, asociaciones, soplos clandestinos y fiebre vintage. Si quieres saber más tienes que agudizar tus sentidos.
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