Cada año miles y miles de peregrinos se deciden a llevar a cabo la gran aventura de sus vidas: recorrer los 800 kilómetros que separan Roncesvalles de Santiago de Compostela. Mochila al hombre, a pie o dando pedales, se toparán con parajes que no olvidarán nunca, sobre todo en ciertas etapas del Camino de Santiago.
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Es prácticamente el principio del llamado camino francés. De hecho, es la segunda etapa según las rutas recomendadas. Estamos hablando de 12 kilómetros de belleza sin igual desde el inicio en el icónico pueblo de Roncesvalles. Una vez que sales de allí, el Camino deleitará a los más fanáticos de la naturaleza con estampas inolvidables de bosques que jamás podrán olvidar. La esencia del bosque navarro está concentrada aquí, entre hayas, abedules, robles y pinos, y pequeñas localidades de casonas típicas de la zona en las que dicen que se alojaba el mismísimo Ernest Hemingway.
No abandonamos Navarra porque uno de los momentos más bonitos y esperados por los peregrinos es cruzar el célebre puente medieval sobre el Arga en Puente de la Reina, momento en el que comienza una de las etapas del Camino de Santiago. Después llegarán 22 kilómetros de arquitectura gótica, románica, ruinas medievales, encantadores corrientes de agua, bosques y para terminar, en Estella, la Iglesia parroquial del Santo Sepulcro y la calzada romana de Cirauqui.
Dejamos atrás los paisajes navarros para adentrarnos (ya pasado Logroño) en La Rioja. Si lo que te gusta es encontrarte contigo mismo, los parajes que evocan espirituosidad, esta es tu etapa, con 22 kilómetros en los que podrás contemplar diferentes monasterios en unas llanuras ocres típicas casi más de Castilla hasta llegar al municipio de Santo Domingo de la Calzada, en el que se respira historia y leyenda por cualquier calle.
Aunque tal vez después de 31 kilómetros no tengas muchas ganas de visitar un yacimiento arqueológico, es evidente que la llegada a Atapuerca es un acontecimiento. No todos los días pasas por el yacimiento más importante del mundo, al que se accede sin apenas desviarte del Camino. Pero antes de todo ello, los 31 kilómetros a los que nos referimos nos ofrecen la posibilidad de disfrutar con los montes del Alto de la Pedraja, a mitad de la etapa.
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Una vez que pasamos Burgos nos encontramos con esta etapa de 26 kilómetros que comienza con una obra de ingeniería civil más que ambiciosa para le época en la que se empezó a construir (siglo XVIII). Se trata del Canal de Castilla, junto al que se caminará durante algunos kilómetros. El paso por Frómista es uno de los más agradecidos del Camino y la llegada a Carrión de los Condes está plagada de historia medieval y arte a través de sus edificios religiosos que nos trasladan a otra época. Una de las etapas del Camino de Santiago más bonitas, sin duda.
Llegar a una ciudad como León nunca puede pasar desapercibido. Una ciudad que rezuma arte y cultura por los cuatro costados, aunque tras 36 kilómetros de caminata lleguemos sin fuerzas para perdernos por su famoso Barrio Húmedo. Antes de llegar a la capital leonesa, disfrutaremos acompañando al río Esla en su camino y tendremos la oportunidad de apreciar unas privilegiadas vistas de la ciudad desde el Alto del Portillo.
Se trata sin duda de una de las etapas más duras pero más emblemáticas del Camino, con 27 kilómetros y una ascensión a 1.500 metros a la llamada Cruz de Ferro, donde como su nombre indica hay una sencilla cruz de hierro sostenida por un cúmulo de piedras al que los peregrinos sumarán más piezas para pedir protección. El peregrino se dará cuenta como el paisaje cambia: de las llanuras casi esteparias se acerca el paisaje más propio de Galicia.
Otra etapa dura pero muy agradecida para la vista. Son 33 kilómetros en los que se atraviesa la frontera castellanoleonesa y se accede a Galicia con la ascensión a otro puerto emblemático: O Cebreiro. El peregrino nunca olvidará el verdor de los bosques de esta primera etapa en suelo galaico.
Las aguas del río Miño acompañan al peregrino por esta etapa de 23 kilómetros, lo que la hace sin duda una de las más bonitas y dignas de fotografiar. El final de esta travesía se encuentra en el nuevo pueblo de Portomarín, ya que el antiguo está sumergido bajo las aguas del embalse que, no en vano, debido a la sequía que azota Galicia, actualmente puede verse. Una imagen insólita.
No podíamos dejar de mencionar la última etapa como parte de nuestra selección de las más bonitas. Y es que ver Santiago de Compostela desde el Monte de Gozo primero, y atravesar sus calles después, tras casi 800 kilómetros en las piernas, tiene que ser una experiencia inigualable.
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