Las llaman demoiselle coiffée, o sea, señoritas de tocado, o pirámides o torres rocosas. También son conocidas como hoodoo o chimeneas de hadas. Son torreones de piedra moldeados por la erosión ejercida durante miles de años por acción de la lluvia y de los vientos.
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Normalmente están hechas de rocas blanda de origen sedimentario. Estas estructuras geomorfológicas son frecuentes en los desiertos, en zonas áridas, calientes y secas, y presentan un tamaño muy variable: pueden medir dos metros o tener la altura de un edificio de 10 pisos. Dependiendo de los minerales depositados en cada tipo de roca, estas chimeneas pueden variar de color.
Las más famosas son las de las chimenea de hadas de Capadocia, en Turquía, y las del Parque nacional Bryce Canyon (Utah, Estados Unidos). Debido a sus formas peculiares, estas columnas naturales son fuentes de muchas leyendas y supersticiones.
En Capadocia, por ejemplo, una leyenda cuenta que esta región estaba habitada por hombres y por hadas. Por el bien y la continuidad de ambas especies, estaban prohibidas las uniones mixtas, un precepto que no siempre era respectado. Una vez un hombre y un hada se enamoraron tan profundamente, que no podían renunciar a sus sentimientos ni esconderlos. La reina de las hadas decidió entonces adoptar una solución drástica: convirtió a las hadas enamoradizas en palomas y quitó a los hombre la capacidad de verlas para siempre. Eso sí, pudieron quedarse al cuidado de las palomas.
En España podemos encontrar varias chimeneas de hadas en el Valle del Ebro, concretamente en la comarca aragonesa de Cinco Villas, en un lugar llamado A Peña Sola de Collas. También las hay en la comarca aragonesa de Alto Gállego, en un sitio que lleva le nombre de Señoritas de Arás; en la comarca de Campo de Daroca, en Biescas; y en el desierto de las Bárdenas Reales, en Castildetierra.
Para conocer chimeneas de hadas hay que hacer caminatas más o menos largas, pero sin duda vale la pena pasar un día en la naturaleza para ver de cerca estas formaciones geológicas tan peculiares.
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Ayer he paseado y contemplado las chimeneas de hadas del Vinalopó, en Elche, Alicante, son maravillosas y, muy cerca de ellas pero sobre la otra orilla del río hay un pequeño lugar húmedo plácido y olvidado en donde el agua y la quietud de los tamarindos dan al entorno magia y color.
Soy amante de los viajes a lugares únicos, que te ayudan a conectarte con la naturaleza pura.