España está repleta de recreaciones fantásticas de playas artificiales, costas creadas por el humano en lugares que carecen de mar o que teniéndolo, no disponen de una zona adecuada para el baño. ¿Quién dijo que en Cáceres no hay playa? Os proponemos cinco destinos donde no echaréis de menos el mar.
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Como traída directamente del Caribe, la playa de Amadores, ubicada entre Puerto Rico y Mogán, nada tiene que envidiar a las playas naturales. De arena finísima y casi blanca, y aguas cristalinas de color turquesa, esta playa artificial es uno de los principales reclamos dela isla de Gran Canaria, un lugar cuidado hasta el último detalle en el que tras tomar el sol, uno puede disfrutar de un tentempié en cualquiera de los restaurantes y bares que hay en el pequeño paseo marítimo. En 2004, Amadores recibió la Bandera Azul.
En las Lagunas de Ruidera no hay mar, pero sí dieciséis lagunas que se abren paso en un paisaje de una belleza espectacular. Situadas en Castilla La Mancha, entre Ciudad Real y Albacete, estas lagunas están conectadas entre sí por cascadas y saltos que ofrecen pequeñas zonas de baño en un entorno muy singular. Unas pequeñas playas artificiales muy cerca.
Si hay un lugar en Cáceres donde pasar un buen día playero es éste. En el corazón de la reserva natural de la Garganta de los Infiernos, en el Valle del Jerte, destacan los Pilones, una zona abarrotada de pequeñas piscinas naturales de agua cristalina, en las que bañarse es un auténtico placer. Conectadas entre sí por cascadas y saltos, estas pozas de agua dulce creadas por la erosión, ofrecen un baño en un paisaje de lo más agradable.
Navarra también cuenta con su playa artificial. El embalse de Alloz está ubicado entre los Valles de Yerri y Guesálaz y es un lugar perfecto en el que disfrutar de un día de “playa” lejos de la costa. El embalse ofrece la posibilidad de divertirse con paseos en piragüa, haciendo paddle surf o incluso windsurf. Además, la temperatura del agua, proveniente del río Salado, es perfecta para escapar del calor del verano.
El Pantano González Lacasa o el Pantano de El Rasillo, como se le conoce en la zona, hace las delicias de los riojanos que buscan huir del calor y no tienen posibilidad de escaparse a la costa. Ubicado en un lugar perfecto y rodeado de grandes pinares, el embalse no solo ofrece la posibilidad de darse un buen baño sino que además dispone de un restaurante, una terraza con comedero, vestuarios, duchas, y un embarcadero con toboganes flotantes para el disfrute de los más pequeños.
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