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Las 5 lluvias más raras de la historia

Miramos por la ventana y cogemos el paraguas. Pensamos que con ello será suficiente pero tras hacer un repaso por las cinco lluvias más raras de la historia no tenemos claro que sea suficiente ante lo que puede llegar a caer del cielo. Prepárate para sorprenderte.

1. Lluvia de monedas (1969)

¡Como lo lees! La fantasía de muchos, sucedió. Fue en 1969 en la vertiente alemana de los Alpes. Una buena tarde de verano empezó a caer monedas antiguas de las que a día de hoy aún se desconoce su origen. Con los años se ha convertido en una de las lluvias más raras de la historia.

En 1969 llovieron monedas del cielo (Fuente: 19melissa68 / Flickr)

2. Barro (1902)

Seguramente has vivido cómo el agua que caía del cielo era más o menos sucia pero pocas veces habrá sido, literalmente, barro. Una de lluvias más raras de la historia tuvo lugar en Illinois en 1902 cuando una tormenta de arena colisionó con una borrasca. ¡Figúrate el resultado!

En 1902 se vivió una lluvia de barro (Fuente: foamcow / Flickr)

3. Carne (1857)

Te advertimos que la explicación de esta lluvia, una de las más raras de la historia, no te va a gustar. Es real y tuvo lugar en Kentucky en 1857. Allí varios buitres empezaron a vomitar la carne de cordero que se habían tomado echando esta ‘lluvia’ sobre los habitantes de la zona.
En 1857 se vivió una lluvia de carne (Fuente: Gljivarsko Drustvo / Flickr)

4. Peces (1848)

Unos años antes los protagonistas fueron sus ‘equivalentes’ marinos. Londres, habitualmente encapotada, no se preparaba para recibir lluvias sino una tormenta de peces plateados fruto del fuerte vendaval que se levantó una tarde de 1848. Una de las lluvias más raras de la historia, sin duda.

En 1848, los peces fueron protagonistas de una rara lluvia (Fuente: Maarit Lundback / Flickr)

5. Ranas (1794)

Años antes, en la ciudad de Lalain (en el Irán actual), decenas de ranas caídas del cielo sorprendieron a soldados franceses que se encontraban en la zona. Una de las lluvias más raras de la historia que, aunque tuvo lugar en el año 1794, es difícil de superar. ¡Y muchos menos el susto!