Hay lugares que viven en un cambio permanente, Berlín es uno de ellos. Hay un dicho que dice, “París siempre es París pero Berlín nunca es Berlín” y es que da igual si hace 20 años que no pisas la capital alemana, o si tan solo han pasado dos meses desde tu última visita, el Berlín que vuelves a ver nunca es el Berlín que dejaste.
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Sin embargo, hay símbolos, lugares, que permanecen inquebrantables y que forman parte de la historia de Berlín contrastando con ese espíritu de reinvención constante. Hoy caminamos por cinco de las grandes joyas de Berlín que no puedes dejar de visitar si viajas a Alemania. ¿Empezamos?
En el corazón del barrio Mitte se abre paso uno de los lugares con más valor cultural de la ciudad. Se trata de la Isla de los Museos, un lugar formado por cinco de los más prestigiosos museos de Berlín y que ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad. Allí uno puede encontrarse el Museo de Pérgamo y sus impresionantes colecciones de antigüedades, el Museo del Medio Oriente y el de Arte Islámico con piezas de más de 6.000 años de historia, la Antigua Galería Nacional y su espectacular colección de pinturas y esculturas alemanas, el Museo Bode con su Colección Numismática, y por último, el Museo Nuevo.
Si tienes pensado visitar más de uno de estos museos, algo que te recomendamos fervientemente, compra el ticket especial de 3 días que te permite visitarlos todos por muy poco dinero. ¡Te van a encantar!
Otro de los lugares que no puedes perderte es el barrio medieval de San Nicolás, muy próximo a la Isla de los Museos. Lo curioso de este lugar, situado en la orilla este del río Spree, es que fue devastado durante la Segunda Guerra Mundial y reconstruido años después emulando el antiguo barrio de San Nicolás. En tu paseo por sus calles, verás evidentemente edificios de nueva construcción, sin embargo, te llamará la atención su particular estética basándose en una arquitectura medieval. No te olvides de visitar la iglesia de San Nicolás, la más antigua de Berlín.
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Su nombre original es Kaiser-Wilhelm-Gedächtniskirche y se trata de una preciosa iglesia que Káiser Guillermo II mandó construir a su abuelo Guillermo I. Durante la II Guerra Mundial, el precioso edificio sufrió grandes daños aunque nunca llegó a derrumbarse, es por ello por lo que la ciudad decidió conservarlo como recuerdo del sufrimiento que se vivió durante la guerra. Su color oscuro se debe a las llamas que casi acaban con ella. Un lugar perfecto para hacer un viaje en la historia.
El edificio Reichstag es la sede del parlamento alemán, una preciosa edificación que ha sufrido diferentes reconstrucciones a lo largo de su historia como testigo de las dos guerras mundiales. No puedes irte de Berlín sin subir a la cúpula del Reichstag, de unos 25 metros de altura, desde la que podrás disfrutar de una de las mejores vistas de la ciudad.
Mauerpark, o en español, el parque del Muro, constituía el límite entre la antigua zona de Prenzlauer Berg y Wedding. Tras la caída del muro, se ha convertido en uno de los lugares más geniales para tirarte a leer o descansar de un largo paseo. Además, en este parque, uno puede encontrar todo lo que se proponga pues aquí cada domingo tiene lugar uno de los mercadillos más populares de la ciudad, muy similar al rastro de Madrid. Así, cientos de puestos ambulantes se reparten el espacio para ofrecer desde auténticas baratijas hasta ropa de jóvenes diseñadores y boutiques.
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