No vemos el momento en el que se inaugure la temporada de terrazas. Es una cuestión de estado. La cosa es tan seria que te mereces una lista –ésta tan bonita y completa, por ejemplo- para no faltar a la cita con estas pasarelas en las que ver y ser visto. Así que ya sabes, anticípate y toma buena nota de dónde debes practicar el mejor terraceo.
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1. Jardines de Sabatini, Madrid
Atardece en la capital. Lo que es un apartotel que no llama especialmente la atención pero que esconde un secreto cada vez más voceado: una pequeña pero inolvidable terraza con vistas directas al Palacio Real. Piscolabis, cócteles, brunch y ambiente chill out. Ojo: aforo limitadísimo. Imbatible.
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Sin embargo, el W Barcelona sí es un hotel que se hace notar. El hotel vela diseñado por Ricardo Bofill depara espacios despampanantes de vanguardia y cosmopolitismo como esta terraza con piscina -¿la más exclusiva y fotogénica de la ciudad?- que parece volar sobre la playa. Desde primera hora hasta la madrugada, este deck de bandera se mueve a ritmo de dj y no deja de ser un must de la animación veraniega con vistas al Mediterráneo en primera fila. Cita obligada, no, lo siguiente.
Clima y humor invitan a ser una ciudad pletórica en terrazas descubiertas. Y dónde mejor que a orillas del Guadalquivir, para que Torre del Oro y Giralda justifiquen el mejor brindis, al otro lado del cristal del restaurante panorámico El Cubo, en su continuación a cielo abierto o desde el mirador del embarcadero. Triana y olé.
4. UP Ibiza Sky Society, Ibiza
Es indispensable acudir a la llamada de la selva, perdón, de la fiesta, y aterrizar en cualquiera de las terrazas que hacen de Ibiza un enclave fundamental para entender el terracismo patrio. Si en su corta vida, el Ushuaïa Beach Hotel cuenta ya con uno de los beach clubs más señalados del calendario, podemos pasar además por el bar abierto dedicado a ostras y champán, por la coctelería de la piscina y, sobre todo, por esta terraza elevada sobre el atardecer de playa d’en Bossa, con Formentera al fondo. Garantizan gente guapa y cócteles rojo colibrí, la imagen de marca.
Ser la azotea del Círculo de Bellas Artes es mucho. Con la periodista Cristina Lasvignes detrás de este proyecto gastrocultural, en colaboración con el chef Javier Muñoz-Calero –el mismo, por ejemplo, de la terraza El Cuartel by City Lights-, promete desde este mismo abril una nueva reinauguración sonada, después de algunas obras de adecuación. Pero a buen seguro continuará el picoteo al más puro estilo street food asiático y sudaméricano, el rollo chill out e, innegociables, las vistas al Madrid más fetén con la estatua de la diosa Minerva de testigo.
Es una terraza veterana en la animada noche malagueña, un espacio amable situado en lo alto del hotel Molina Lario y que, dividido en varios niveles, mira cara a cara a la catedral iluminada. Una piscina, una barra con pérgola, sofás y rincones íntimos… Sin duda, la barbacoa, el gintonic o el mojito preferidos de la ciudad.
Desde que cambiara de cara, la terraza en la azotea del hotel Majestic es un plan demasiado tentador. Los bocados del chef Nandu Jubany, el colorista mural de Philip Stanton que preside la piscina, las mezclas de bossa-nova y jazz, las vistas a la ciudad entera… Pero entera, ¿eh? Todo desde el mismo Paseo de Gracia. Deliciosa.
Se trata de un grupo clásico de la restauración y la hostería referencia del nuevo Bilbao y que en lo más alto del edificio Alhóndiga instaló una plataforma enmaderada para convertirse en el lugar de copeo imprescindible de la ciudad. Moderna pero rodeada de regusto histórico, la terraza no abre hasta los primeros días de junio por lo que hay que esperar para sus primeros cócteles y sonidos chill out.
Pasa por ser la terraza más romántica de la Ciudad Condal, un espacio vegetal para esconderse del bullicio del gótico en la azotea del hotel Neri. Un poquito de feng-shui en un pequeño jardín que de noche, y a cualquier hora, para qué engañarnos, es un primor. Nada más refrescante durante el verano. Diferente y, por tanto, ineludible.
Aunque todavía no la hemos podido estrenar, pues se trata del primer año de vida de este hotelazo en plena Gran Vía, nos atrevemos a incluir su terraza del ático porque augura ser un hotspot en toda regla. Promete coctelería clásica, al estilo de las grandes de su entorno, distinos ambientes, mucho trasiego divertido y, por encima de todo, unas vistas panorámicas por las que habrá más que codazos.
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