Es, sin duda, uno de los fenómenos naturales más magnéticos que la tierra salvaje ofrece a la retina de los viajeros. Un rumor creciente y un cambio sensible en el aire se aventuran conforme nos acercamos a ellos, como si el misterio se agazapara pero no pudiera ocultar su poder incontrolable. Por fin, la brecha hace aparición en toda la grandiosidad de su torrente imposible de encauzar y, aunque atemorizados, hay algo que nos sigue atrayendo hacia la inmensa nube de estruendo. Estos son los saltos de agua más acongojantes del mundo.
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1. Niágara, Estados Unidos /Canadá
Catarata de todas las cataratas, aunque su caída de poco más de 50 metros en el borde canadiense no es la más grande, ha sabido rentabilizar el reclamo turístico masivo como frontera natural de los dos grandes países. Entre los lagos Erie y Ontario, el enorme caudal del río Niágara se precipita con una fuerza abrumadora. Sí, son las cataratas de Superman II.
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2. Victoria, Zambia/Zimbabue
Otra de las cascadas celebrity, la Mosi-oa-Tunya (el humo que truena) sí tiene números apabullantes: su brecha descarnada llega a los 1.708 metros de longitud en un salto de 108 metros de altura. Así de violenta se comporta esta grieta fronteriza en el corazón de África, visible a kilómetros de distancia por la chimenea de vapor de agua que se eleva hacia el cielo.
3. Iguazú, Argentina/Brasil
La última de esta Santísima Trinidad de las cataratas del mundo, también separa dos países y también es atracción turística fundamental ofreciendo un espectáculo inabarcable. Porque su grandiosidad tiene que ver con la cantidad de saltos, hasta 300, y con lo cerca que uno puede estar de ellos dentro de la herradura. Eso sí, sin dejar de acabar calado hasta los huesos. La mayoría de saltos, en el lado argentino; las mejores vistas, en el lado brasileño.
4. Kaieteur, Guyana
Las primeras fuera de circuito. Hay que adentrarse en el Parque Nacional homónimo para contemplar semejante joya rugiente, una gigantesca caída de agua que recorre 226 metros antes de estrellarse de nuevo en el suelo. A pelo.
5. Jog, India
Tampoco hay muchos impedimentos que contengan la torrencial cantidad de agua que se despeña al vacío, sobre todo en tiempo de monzón, entre la exuberante frondosidad que envuelve al río Sharavathi. De arriba abajo, 200 metros. Casi nada.
6. Plitvice, Croacia
Entre tanta fuerza desbocada, un hueco a la belleza más sutil. La que, sin duda, posee el conjunto de 16 lagos turquesas que son el principal atractivo del Parque Nacional de Plitvice. Uno detrás de otro, cada lago vuelca sobre el siguiente su agua límpida en un cuadro casi irreal lleno de pequeñas y caprichosas cascadas. Cientos.
7. Maletsunyane, Lesoto
Una de las más grandes y una de las más desconocidas. Un país tan humilde y con tan poca afluencia turística, casi olvidado entre las fronteras sudafricanas, guarda este secreto tan brutal como hermoso. De repente, el río pierde pie y se deja caer al vacío hasta una caldera de espuma situada a 192 metros para después seguir su curso por el valle. En invierno, no es difícil que la lengua de agua se descubra congelada.
8. Salto Ángel, Venezuela
Imposible acercarse a la realidad de este fenómeno sin acudir directamente a su llamada. Las cataratas más altas del mundo suponen por sí mismas un destino milagroso dentro de un viaje inolvidable dentro, a su vez, de un objetivo único en la vida. En el vasto Parque Nacional de Canaima, la “montaña del diablo”, que es el tepui más célebre (esas grandes mesetas cortadas a cuchillo de la sabana venezolana), regala un salto de agua de 979 metros, 807 de ellos en caída ininterrumpida. Es el Salto del Ángel porque el piloto Jimmy Angel aterrizó sobre su cima en un accidentado viaje en 1935. Algo así no se descubre a diario.
9. Dettifoss, Islandia
Paisajes muy diferentes pero no por ello menos extremos los que la “tierra de hielo” ofrece en periodo de congelación pero también en primavera cuando glaciares y lagos funden su superficie para desatar la acción de las cascadas. La isla se derrite y es difícil elegir una única catarata aunque tal vez esta sea la más fotografiada de todas ellas. Desde luego es la más caudalosa, con aguas procedentes del glaciar Vatnajökull que avanzan hasta este cañón de 100 metros de anchura y 44 metros de caída libre.
10. Milford Sound, Nueva Zelanda
La “octava maravilla del mundo”, según Rudyard Kipling, es un fiordo dentro del Parque Nacional de Fiordland. De acuerdo, es la postal del país por excelencia, pero si de cataratas hablamos no podemos dejar de mencionar uno de los lugares con mayor pluviosidad del planeta ni dejar de alabar cualquiera de sus cientos de cataratas voladoras, sean permanentes o temporales, que se descuelgan como cortinas de agua por las montañas escarpadas. Se puede navegar hasta estar debajo de ellas, pero la ducha directa no es muy recomendable.
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