Serrat ya se rindió a ‘sus atardeceres rojos’ y le compuso un himno más que merecido al Mediterráneo. Un mar cargado de siglos de historia, motor de la civilización de Europa y un auténtico lujo para los sentidos. En El Viajero Fisgón te recomendamos que te acerques a alguna de sus preciosas orillas pero, en esta ocasión, te hemos reservado las 10 calas y rincones del Mediterráneo donde la calma y el relax tienen la única palabra. Se acabaron las aglomeraciones y poner la sombrilla en la octava línea de playa…
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El nombre de Cala Estreta (Cala Estrecha) ya nos da una pista sobre lo que nos vamos a encontrar al llegar a pie desde la playa de Es Castell en un trayecto de unos 25 minutos. Eso sí, los que para nada son estrechos son sus visitantes nudistas.
Esta lengua de mar que se adentra en el Cabo de Creus apenas tiene 50 metros de longitud y 30 de anchura. Al igual que sucede con otras calas de la zona, no te encontrarás mucha gente en Cala Portaló, donde se suele practicar el nudismo.
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Conocida popularmente como “La Waikiki de Tarragona”, Cala Fonda espera con los brazos abiertos a los visitantes, ya sean nudistas o no, que llegan hasta ella después de un agradable paseo de unos 15 minutos entre pinos que sirve de preludio a un baño gozoso.
Una gran roca perforada por el agua da nombre a esta cala familiar donde, además de disfrutar de sus aguas cristalinas y de su bello paisaje, puedes degustar unos ricos langostinos. ¿Alguien da más?
A 8 kilómetros de la tranquila Santa Eulalia puedes descubrir Cala Olivera, una coqueta cala rodeada de bosques de pinos que harán que disfrutes aún más de tu baño en aguas turquesas mientras contemplas el entorno.
Su complicado acceso hace que Cala Escorxada sea otro de esos lugares que invitan a la tranquilidad incluso en los meses de verano. Eso sí, desde el lugar donde puedes dejar el coche hasta la cala tendrás que caminar más de 45 minutos. Si estás en condiciones de hacerlo, ten una cosa en cuenta antes de decidir si merece la pena el esfuerzo: el paraíso te espera.
Tampoco resulta fácil acceder a Cala Trebalúger, a la que se puede llegar a pie desde Cala Mitjana por el Camí de Cavalls o con una embarcación. La arena de la cala es fina y blanca, aunque el río de Trebalúger se ha visto afectado en los últimos años por la contaminación.
Aquí el acceso complicado es hasta el agua, ya que en lugar de arena encontrarás rocas. Para ayudar a meterte en el agua, tienes plataformas de cemento. Una vez dentro, no tendrás ganas de salir porque los acantilados de Cala Morell dibujan curiosas formas en sus rocas que pueden admirarse mientras te das un reparador baño.
Formentera es todo un paraíso para el baño por sus aguas cristalinas y sus finas arenas. Si quieres disfrutar de una cala más recogida, Es Ram puede ser una buena opción, aunque el acceso no es sencillo.
La carretera que une Porto Cristo con Portocolom es el primer paso para llegar a esta cala virgen perteneciente a Manacor. Después te espera un paseo de unos 20-25 minutos por un camino que cruza el pinar. La meta, desde luego, merece la pena por las aguas límpidas y el entorno idílico de Cala Varques, donde se suele practicar el nudismo.
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