Con motivo de la nueva edición de la Guía Michelin en Singapur, la primera dedicada a un país o región del sureste asiático, un único nombre fue, nunca mejor dicho, la comidilla. Hong Kong Soya Sauce Chicken Rice and Noodle se convertía en el primer puesto de comida callejera en obtener una de las codiciadas estrellas.
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Un hombre enjuto y bajito subió sonriente las escaleras de la gala para recibir su galardón como si estuviera algo aturdido, le hubiera tocado la lotería o no estuviera en su medio. El suyo es un diminuto kiosco en la esquina de un mercado al aire libre en Singapur al que cada día levanta el cierre para poner a punto los caldos, preparar los guisos, colar los fideos y deshuesar los patos que servirá en forma de manjares street food para delicia de sus incondicionales. Por dólar y medio, un platillo de arroz con pollo y salsa soya es la especialidad estrella. Despacha unos 150 en el turno de comida.
El chef -porque así hay que llamarle- Chan Hon Meng abrió el puesto hace una década y lleva más de tres en el oficio. Pero en la nueva publicación de Guía Michelin en Singapur para este 2016 hay otro puesto con estrella. El segundo en unirse ha sido el Hill Street Tai Hwa Pork Noodle, y junto con el de Chan Hon Meng encabezan un listado con otros 60 puestos que, si bien sin placa, han merecido una mención en la guía.
No deja de ser un puntazo publicitario, un hit de marketing con el que la empresa quiere seguir marcando pauta y seguir siendo referencia mundial. Hace unos años hubiera sido impensable. En los tiempos más rutilantes de la alta cocina francesa o en la edad del diseño gourmet, la mera idea de acudir a un puesto de comida en un mercado solo porque lo dice el sacrosanto manual de tapas rojas sería del todo descabellada. ¡No sin mi reserva y mi lista de espera! ¡No sin mi salón enjoyado o mi unidad minimalista de bocado supremo! Pues hasta eso ha cambiado.
El concepto de street food también ha experimentado cambios radicales. Algo que ha hecho que la percepción de la gente hacia este tipo de consumo y experiencia también haya variado del desdén a la aceptación generalizada. Ejemplos como el de este puesto dignifican la comida callejera aunque en este caso vaya acompañado de llegar a convertirse en una atracción turística más.
Mientras tanto, las colas siguen siendo larguísimas desde antes de que el puesto encienda las luces. La gente local lo conoce y sabe que allí se come mejor que en la mayoría de restaurantes que se pueden permitir. El plan es sencillo, barato y delicioso. Y a correr. No se puede pedir más.
Habrá que esperar que a partir de ahora no se resienta la calidad de la comida. De momento ya planea abrir un segundo puesto en el Singapur Shopping Centre.
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