Pura esencia holandesa nos espera en esta bucólica región del sur del País, que vio nacer a Vincent Van Gogh y gracias a quien es hoy es una escala viajera imprescindible para los amantes del arte… y de Holanda en general.
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Fuera de las rutas turísticas más transitadas, la Holanda más tradicional es un tesoro que está esperando a ser descubierto para ofrecer un auténtico catálogo de delicias donde no faltan la cultura, la historia, grandes parques de atracciones, la gastronomía ni, desde luego, una colección de estampas típicas -molinos y canales, mercados y campos de tulipanes- tan bellas que acaban con cualquier colección de filtros de Instagram… Pero, sobre todo, decir Brabante es decir Van Gogh: su hijo más ilustre y en torno al cual se articulan muchos de los atractivos de la región, desde rutas temáticas en bicicleta a restaurantes tematizados.
Para empezar, la casa en la que pasó su infancia, en Zundert (Van Gogh Huis. Calle Markt 26-27. Abierta de miércoles a viernes de 10h a 17h, y fines de semana de 12h a 17h. Entradas: adultos, 6€), convertida hoy en un dinámico centro cultural donde tanto la exposición permamente como las temporales nos transportan a la vida cotidiana del joven Vincent y cómo se convirtiría en uno de los mayores nombres de la historia del arte. Otra parada es en Tilburg, donde es imprescindible la visita a la antigua escuela donde el artista holandés disfrutó de sus primeras clases de dibujo y experimentar cómo se dibuja ahora con la última tecnología digital. Mientras, el Centro de Información sobre Van Gogh en Etten muestra la etapa en la que pintó sus primeros bocetos de modelos y se sintió inspirado por los paisajes de Brabante. Otro escenario imprescindible para seguir el rastro de Van Gogh es Nuenen, donde pintó una cuarta parte de su obra -y algunas de sus más conocidas obras maestras, como Tejedor de pie frente al telar o Los comedores de patatas. En el Vincentre (Berg, 29. Abierto toda la semana excepto los lunes de 10h a 17h), una exposición audiovisual explica la relación del pintor con Nuenen, mientras que en sus alrededores se pueden visitar algunos de los lugares que el artista pintó en sus cuadros y, también, comer en un lugar muy especial: el De Watermolen van Opwetten (Opwettenseweg 203, Nuenen. www.dewatermolenvanopwetten.nl), uno de los molinos que el loco del pelo rojo inmortalizó con sus pinceles en 1884, en un famoso cuadro, Molino de agua en Opwetten.
Pero Brabante no es solo Van Gogh. La provincia acoge el parque temático de Efteling y el parque de safari Beekse Bergen, ambos los más grandes del Benelux, además de museos de interés -como el Centro de Arte de Jerónimo Bosch, el Van Abbemuseum, el Museo Textil Audax, el Museo del Diseño Gráfico o la Casa del Diseño. Den Bosch y Breda ofrecen fabulosos monumentos históricos, como catedrales, murallas y patios de beguinas. En Eindhoven, la ciudad más importante de la región -conocida como “la ciudad de la luz” por su relación con la empresa Phillips, que se fundó aquí a finales del siglo XIX-, se concentra la mayor oferta de ocio nocturno, hasta el punto de que es aquí, y no en Ámsterdam, donde está la calle “de marcha” más grande del Benelux: se trata de la Stratumseind, con 225 metros de largo y a donde se asoman más de cincuenta bares que llenan decenas de miles de personas las noches de los fines de semana. Si lo que quieres es escapar del mundanal ruido, entonces pon rumbo a la soledad y tranquilidad de las dunas de Loonse y Drunense.
¡Buen viaje!
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