En una esquina de Almería se esconde uno de los parajes más bellos del Mediterráneo español: el parque natural de Cabo de Gata-Níjar.
En este articulo te damos algunos consejos de cosas que hay que hacer o ver en una ruta por el Parque Natural.
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Una escapada inolvidable, sobre todo si estamos acostumbrados a disfrutar -que también se puede, y se debe- del bosque de hormigón que es casi todo el litoral mediterráneo español, es la que aguarda en esa esquina maravillosa de Andalucía que es Almería. Allí, cuando el único desierto de Europa y el mar Mediterráneo se encuentran, está esperando una de las colecciones de parajes más bellas: el Parque Natural de Cabo de Gata-Níjar, uno de los espacios protegidos más extensos del Mediterráneo. Toda la zona desde Cabo de Gata hasta el Faro de Gata está plagada de playas y parajes casi salvajes, donde disfrutar de los placeres del Mediterráneo sin agobios, sintiendo en la piel la magia del Mare Nostrum.
El parque cuenta con dos zonas bien diferenciadas: la costera, formada por dunas y salinas, de aguas trasparentes y playas y calas vírgenes que no saben de masificaciones y donde mandan la soledad, la tranquilidad y los placeres de la slow life mediterránea más pura; y, en el interior, la Sierra de Gata, con el desierto de Tabernas. Ocupan ambas una extensión de trescientos kilómetros cuadrados, salpicados de restos árabes, vestigios de erupciones volcánicas e insólitos parajes que, a buen seguro, merecen todos los filtros de Instagram del mundo.
Nada como una ruta por el cabo de Gata para descubrir a fondo uno de los parajes más impresionantes de la zona, marcado por lomas onduladas, como recién surgidas del fondo marino, como si el mar se hubiera retirado hace unos años y aún no hubiera dado tiempo a crecer más que unas cuantas matas. El primer punto de parada será el pueblo de El Cabo de Gata, una pequeña población de aires modernos y azotado por el viento donde la paz se respira en cada esquina: Una pequeña plaza, frente a la iglesia, concentra los bares y tiendas donde hacer alguna compra rápida para seguir camino. La ruta continúa nos llevará por la carretera costera, después de dejar a la izquierda unas salinas hasta el faro. En las salinas, hay una reserva de aves que dispone de un observatorio. Hay que detenerse y hacer un alto para disfrutar del paisaje, la recortada costa y los grandes barcos que parecen inmóviles en el horizonte. La costa africana queda a menos de 200 km.
Una parada obligada es el pequeño pueblo de Pozo de los Frailes, que aún conserva su trazado árabe, y en cuyo municipio hay algunas de las más espectaculares calas y acantilados, además dela laguna Rasa, donde anidan en temporada de emigración aves norteafricanas, y en los alrededores, pueblecitos donde se ha parado el tiempo como el Morrón de los Genoveses, Los Escullos y la Punta del Esparto. El pueblo más importante del parque es Níjar, famoso por su alfarería y las jarapas, que se venden en cada tienda del pueblo, de calles de casas encaladas y la muy interesante iglesia de Santa María de la Anunciación, con uno de los artesonados mudéjares mejor conservados de Andalucía.
Y si algo se queda grabado para siempre en la retina de quien viaja a Cabo de Gata es, por encima de la silencio, de los miles de tonos ocre del desierto, son sus playas, vírgenes muchas de ellas, y que hacen lamentar el que no todas sean así, y en lugar de chumberas y palmitos hayan crecido en ellas edificios de apartamentos y chiringuitos… La playa del Monsul, cerca de San José, con su gran duna, que es perfecta para relajarse y tomar el sol. En la playa de los Genoveses, el agua cubre poco, y está más resguardada que la anterior. Es una de las más grandes de la zona, y también es muy accesible desde San José. Y no hay que olvidar las playas de Los Muertos, cala de San Pedro, El Playazo (entre dos cerros), del Plomo (rodeada de viejas construcciones y huertas), de Torre García, de la Fabriquilla… todos los pueblos del Parque tienen su calita. Para tener la mejor base posible para explorar el parque, y sobre todo, olvidarse de la rutina y sentirse imbuido por la belleza calmada del lugar, una muy buena opción es alojarse en el complejo La Joya del Cabo de Gata (Paraje La Joya, s/n. Agua Amarga, Almería. ), uno de los refugios preferidos por los enamorados del paraíso natural que es el Cabo de Gata. Formado por dos cortijos y una jaima, no faltan un pabellón de masajes terapéuticos, y una mandala gigante del yin y el yan en un jardín de olivos centenarios. ¡Buen viaje!
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