La noche del sábado 26 de abril de 1986 se preveía sin ningún problema en la Planta Nuclear de Chernóbil, en la Unión Soviética, actual Ucrania. Los operarios de la central se encontraban probando el sistema de seguridad y simulando un corte de electricidad, una prueba de rigor. Sin embargo, por razones que nunca quedaron claras, este proceso generó un sobrecalentamiento del reactor nuclear. A la 1:24 horas de la madrugada, una serie de explosiones destruyeron el reactor 4 de la central, provocando el mayor desastre de la energía nuclear de la historia.
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Coincidiendo con el 31 aniversario del accidente, aquí te contamos algunas de las curiosidades de Chernóbil, de la explosión, de lo que se ha convertido la zona de exclusión y de los habitantes que fueron evacuados y todavía hoy siguen sufriendo las secuelas.
De primeras hay que contar que una moribunda URSS no avisó al mundo ni a sus ciudadanos sobre el desastre nuclear hasta dos días después. Fue en una central nuclear en Suecia donde detectaron altos niveles de radiación en las ropas de algunos operarios. La nube radiactiva que salió de la planta de Chernóbil cubrió toda Europa llegando incluso a Irlanda. Se dice que llegó a dar la vuelta al mundo 3 veces.
La explosión de la planta de Chernóbil fue tan potente que liberó 100 veces más radiación que las bombas de Hiroshima y Nagasaki lanzadas por los norteamericanos durante la Segunda Guerra Mundial en territorio japonés. Chernóbil alcanzó el nivel 7 (el más alto) en la escala INES de accidentes e incidentes nucleares. En las ciudades japonesas se alcanzó el nivel 4.
El gobierno soviético informó y reconoció oficialmente sólo 31 personas fallecidas, la mayoría bomberos y trabajadores que fueron los primeros en llegar a apagar el fuego de la planta nuclear sin ningún medio de protección. Sin embargo, la cifras muestran que han muerto directamente 25.000 personas debido a la radiación emitida por el accidente de Chernóbil. Y mientras van pasando los años se estima, además, que más de 900 mil personas han sufrido diferentes tipos de cáncer y malformaciones, enfermedades relacionadas con los altos índices de radiación a los que fueron expuestas.
Alrededor de medio millón de personas de toda la URSS fueron reclutadas para las labores de descontaminación, apagar los incendios, mitigar la radiación y construir el sarcófago de la central nuclear. Estos son los héroes que recibieron el nombre de Liquidadores. Muchos sufrieron efectos secundarios por el restos de sus vidas y otras fallecieron de cáncer. Pero evitaron una explosión 100 veces más potente que la bomba arrojada en Hiroshima. A ellos, a los bomberos y a muchos héroes desconocidos, les debemos que el desastre no hubiera provocado la desaparición de Europa. Chernóbil no podrá ser habitada hasta dentro de 24 mil años.
Al menos 36 horas después del accidente se inició la evacuación de Prípiat, ciudad modelo soviética que abastecía a Chernóbil, y de un radio de 30 kilómetros alrededor de la central (la conocida como zona de exclusión). Los soldados prohibieron a las más de las 100.000 personas que fueron trasladadas hacia Kiev y Moscú llevarse a sus mascotas o cualquier otro objeto que no fuera lo puesto, por tener alta carga radiactiva. Tanto los animales domésticos como los salvajes fueron sacrificados dentro de la zona de exclusión que llegaba a los 489 km2. Tras 30 años sin casi vida humana, el lugar se ha convertido en un santuario de vida salvaje donde los lobos, zorros y especies en peligro viven allí, lejos de los cazadores. La naturaleza también crece a su antojo, poblando de árboles incluso las azoteas de los edificios derruidos.
Algunas de las personas que fueron obligados a dejar Chernóbil, sobre todo ancianos, volvieron a vivir en la zona de exclusión años después. Pese los intentos de los militares de expulsarlos de sus casas, se niegan a abandonar su hogar. Siguen plantando sus cosechas y criando a sus animales.
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En su libro “Voces de Chernóbil”, Svetlana Aleievich, premio Nobel de Literatura y periodista bioelorrusa, entrevistó a muchos ciudadanos que vivieron el desastre nuclear. Muchos han comentado que tras la explosión de la central cayó un polvo blanco en todo el pueblo y los animales dejaron de beber el agua del río, las abejas desaparecieron por completo y las lombrices se escondieron a más de 3 metros bajo la tierra. Ellos detectaron los altos niveles de radiación, mientras los humanos seguían viviendo su vida normal.
Muchas de las casas de los habitantes de Prípiat que fueron evacuados (100 mil personas) cayeron en manos de ladrones, que las desvalijaban saltándose todos los controles de seguridad de la zona de exclusión. Mucha de la ropa, enseres, platos, vajillas, etc, se terminaron vendiendo en el mercado negro de Rusia y Europa.
Según algunas teorías, Chernóbil significa en ruso ajenjo, una planta muy común en la zona. Casualmente, en el Apocalipsis de San Juan se narra que una estrella llamada Ajenjo cae sobre la tercera parte de las aguas y tierras y por estas aguas amargas mucha gente moría.
El trabajo de los liquidadores conllevó la creación de un sarcófago sobre el reactor 4 de la Central de Chernóbil para evitar la salida de la radiación del reactor. La vida útil de este sarcófago llegó a su fin en 2012, momento en que se comenzó la construcción de una nueva estructura compuesta de un gigantesco arco de metal de 32.000 toneladas de peso, 110 metros de altura y 260 metros de largo, diseñado para durar, al menos, 100 años. Este sarcófago esta evaluado en más 2.200 millones euros, y se calcula que estará terminado en noviembre de 2017. El 90% está financiado por la Unión Europea.
Cuba fue la primera nación que se puso al servicio de los afectados por la explosión radiactiva. La isla recibió más de 20 mil niños de zonas afectadas por el accidente de Chernóbil. El primer traslado de 139 niños a Cuba fue el 29 de marzo de 1990. Hoy se cuentan por miles los jóvenes de Prípiat y Chernóbil que desarrollan una vida normal y aportan a su sociedad gracias al gesto solidario de Cuba, que durante casi dos décadas brindó atención a cerca de 25 mil niños.
Aunque no lo crean, algunos viajeros intrépidos encuentran en Chernóbil y la zona de exclusión una ruta extrema que hacer en vacaciones, siempre y cuando vayan ataviados con ropa de protección y pasen todos los controles de seguridad. Para quienes os interese hay agencias de turismo que por 280€ te llevan 2 días a la zona de exclusión de la central nuclear de Chernobyl.
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