Setenta manzanas de puro Buenos Aires se echa a vivir en Corrientes, una calle que se convirtió en Avenida y que es un vórtice del universo, como los que salen en las películas de la Marvel y por el que se cuelan dioses de todos los panteones. De los condominios de lujo y los yates de mástiles imposibles de Puerto Madero a las calles de Chacarita, la avenida Corrientes se extiende por casi nueve kilómetros en los que pasa toda la vida bonaerense: teatros, librerías que no cierran, locales donde la noche no muere y el tango nació…
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“La calle que nunca duerme”, la bautizó un periodista argentino a mediados del siglo pasado: y Corrientes sigue sin dormir desde entonces, con sus pizzerías repletas de gente, con sus taxis a la carrera, con los artistas que hacen escala en el mítico Luna Park, con sus bares “notables” -lugares de historia reconocidos como tal- donde cada noche parece que, de una vez por todas, aparecerá el heredero de Carlos Gardel. ¿El más reconocido? El Gato Negro, mítico almacén de especias fundado en 1927 donde los mostradores comparten tesoros traídos de las cuatro esquinas del mundo con el que es uno de los mejores cafés de la ciudad, y a cuyas mesas se han sentado prácticamente todos los boanarenses, nacidos o de adopción.
El tramo que transcurre por el barrio de San Nicolás es la Corrientes más bohemia, más noctámbula y canalla: sobre todo, desde la conocida como “Esquina del Tango” -la esquina de Corrientes con la calle Esmeralda, hasta la Avenida Callao. Los cines están en la paralela, la calle peatonal Lavalle. El Luna Park, otro de los iconos de la ciudad, está en el comienzo del tramo de Corrientes que cruza el distrito financinero, concretamente entre la Avenida Eduardo Madero y la calle Bouchard. Con capacidad para más de once mil espectadores, es uno de los estadios cubiertos más famosos del mundo, tan conocido por ser escenario de momentos históricos para el deporte argentino -desde combates de boxeo por el título mundial a finales de baloncesto- como por ser la sala de conciertos más prestigiosa del país: por ejemplo, Joaquín Sabina y Joan Manuel Serrat llenaron durante 18 noches consecutivas. Corrientes es toda ella un monumento en honor del arte: los teatros y cines más famosos del país -que es casi como decir de toda Sudamérica- están en esta calle. El Metropolitan, El Nacional, El Ópera: grandes salas por las que han pasado los actores y actrices más grandes, tanto argentinos como internacionales.
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Corrientes es también calle para la literatura. Los escritores argentinos más famosos y leídos -desde Roberto Alt a Julio Cortázar, pasando por Martín Caparrós o, desde luego, Jorge Luis Borges– han bebido y escrito en sus cafés. Cada mes de diciembre se celebra “La Noche de las Librerías”, evento en el que todos los libreros atienden hasta la madrugada, ofrecen precios promocionales y organizan distintas charlas, mesas redondas y presentaciones de libros a cargo de escritores y personalidades de la cultura. ¡Todo esto es la calle Corrientes! ¡Buen viaje!
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