El mundo del vino se ha vuelto fino y para paladares ultrasensitivos. Por lo tanto, demasiado poco asequible. Enormes espacios multifuncionales, locales de diseño a la última, interiorismo premiado, arquitectura de vanguardia… Pero también hay otras tiendas más modestas que os vendrán de perlas para hacer acopio ahora que hay brindis día sí, noche también. Son bodegas de toda la vida, negocios pequeños y familiares, proyectos originales, vinotecas curiosas, clásicos imprescindibles o establecimientos especializados con precios muy competitivos que también merecen un hueco en vuestras Navidades de vino y espumosos. Otro día nos emborracharemos con las tiendas más despampanantes. Mientras tanto… ¡Salud!
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MADRID
Blasco de Garay, 74 y Bravo Murillo, 50.
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Empezamos por una de las imprescindibles, de sobra conocida por todos. Con más de 90 años a cuestas en su tercera generación familiar, Santa Cecilia es uno de los principales espacios temáticos dedicados al vino de la capital pero sigue manteniendo todo el regusto de antaño. Pionera del autoservicio, la bodega cuenta con más de 5.000 referencias de los cinco continentes, 400 metros cuadrados de exposición y venta, un nuevo local más en el barrio de Chamberí, y organiza cursos de cata, talleres de coctelería, visitas a bodegas, presentaciones… Fundamental.
2. Vinos Baco
San Bernardo, 117.
Sin salir del barrio de Chamberí, esta bodega está lejos de emporios como Lavinia o nombres infalibles como Vinopremier o Vila Viniteca, pero nos parece una opción más que interesante para llenar a última hora el carrito hasta arriba. Sus lotes de Navidad en cajas de madera son muy socorridos. Precios económicos, más de 2.000 referencias, catálogo de regalos de empresa y servicio a domicilio a cualquier lugar de España. Un autoservicio pequeño pero matón.
Ronda de Segovia, 7 y Mercado de la Paz.
Antiguo sumiller de Cluny, La Taberna Matritum o el restaurante Taberneros, Xavier Saludes Prada montó su propia tienda y distribuidora de vinos (Miró y González) muy apegadas al terruño y desde 2007 se lleva haciendo un hueco en la zona de las Vistillas y, más recientemente, con otra nueva tienda en el Mercado de La Paz, en la calle Ayala de Madrid. Ojo a su selección de vinos franceses de La Borgoña y La Champagne.
BARCELONA
Pòrtics de Sant Josep, 15-B y Petxina, 9.
La situación de estas dos tiendecitas familiares a pie de mercado hace que sean imbatibles y que, eso es cierto pero inevitable, se llenen de clientela guiri. Eso no quita que sigan siendo encantadoras y que con sus 1.200 referencias sean toda una ídem en el recorrido del vino de la Ciudad Condal. Un puesto en el mercado dedicado a frutos secos y una tienda más con el aceite de oliva virgen extra como estrella completan la oferta de la casa.
5. Casa Mariol
Rosselló, 442.
La inclusión en la lista de este local cerca de la Sagrada Familia responde a su originalidad: una imagen corporativa muy potente, un diseño interior muy cuidado pero una política hábil de mirar al pasado para regresar al presente dignificando el papel del vino a granel. Miguel Ángel Vaquer, bodeguero de una familia centenaria en la elaboración de vinos en la Terra Alta, fue la mente pensante de este hallazgo que aporta un poco de diversión al, demasiado estirado, púlpito vinícola. Vermut, vino cosechero, maridajes con comida e, incluso, con música, preocupación bio, coupages personalizados… Garrafón, pero del bueno.
6. Vinacoteca
València, 595.
Imposible olvidarse de este veterano nombre de la distribución catalana en el barrio de El Clot, desde hace unos años dentro del grupo Vila Viniteca. Si hacemos caso a sus 6.500 referencias entendemos que se trata de todo un gigante que, desde su outlet online, depara gangas y ofertones difíciles de superar.
BILBAO
Gran Vía, 66.
De nuevo, la iniciativa del vino a granel impone su ley como tendencia para sacarse todos los complejos. Y aquí lo hace en una tienda junto al parque de Doña Casilda en la que comparten espacio caldos de bodegas pequeñas con los depósitos de vino “anónimo” del que, con la ayuda del enólogo de turno, se confeccionan unos coupages a gusto del consumidor. También hay lugar para un wine bar. Un proyecto innovador de un grupo pequeño que promete dar mucha guerra.
SANLÚCAR DE BARRAMEDA
8. La Sacristía
San Salvador, 34.
A modo casi de trampantojo, la ilusión de una típica taberna sanluqueña –la Taberna der Guerrita– en el popular Barrio Bajo se torna espejismo al revelarse como auténtico templo de la cultura del vino de Jerez. En él ofició El Guerrita, claro, y ahora su hijo Armando Guerra es el que desde la tienda lo mismo organiza las catas y los eventos –muchos literarios- más señalados del calendario enológico que, por obra y gracia de su hermano, da de comer al personal con unas tapas y platillos caseros de toma pan y moja. Se puede hablar de un must en la región.
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