No te eches para atrás a la hora de decidirte por Noruega como destino para uno de tus viajes porque el país nórdico es atractivo sea cual sea la estación en la que lo visites. Y si hay algo que destaca de Noruega no son precisamente sus ciudades. Su riqueza natural te dejará boquiabierto. Y para demostrártelo, aquí hemos recopilado una serie de pueblecitos que si los visitas, nunca olvidarás.
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Os vamos a dar una primera razón, y de mucho peso, para tratar de convencerte de que visites este bello lugar: los propios noruegos lo han elegido como su pueblo preferido. Tal vez así, con ese galardón, puede que te dé menos pereza viajar hasta él, ya que está en las islas Lofoten. Llaman la atención sus casitas de colores y ese contraste de mar y enormes montañas a su orilla.
Røros es otro de los pueblos donde la Navidad se vive de otra forma. Fijaos también en la imagen que os traemos de una de sus calles, apenas sin pavimentar, sus casas construidas a base de grandes maderos, con los tejados alojando vida en forma de vegetación, que se abre paso a pesar de las dudas condiciones climáticas de este lugar que transforma esos inconvenientes en hospitalidad.
Un pueblo que está en el fiordo (dicen) más bonito del país, no puede ser un pueblo feo, por definición. Y Geiranger no lo es. Se sitúa al final (o al principio, según se mire) del fiordo que lleva su mismo nombre. El verde de sus laderas y el azul del agua ‘absorben’ sus pequeñas casitas.
Volvemos a las islas Lofoten. Kabelvåg es muy diferente a la Noruega continental así que no será difícil que te sorprenda. Y si vas en verano, nunca se hará de noche. Claro que si vas en invierno… ¡nunca verás el sol!
Cada casa de un color, con un tejado de otro color, siempre a dos aguas. Cada casa, en general, mantiene una distancia prudencial con respecto a la más próxima. Parece que han sido colocadas al azar, primero las casas, y luego han adaptado las calles para que pasen por todas ellas. Y un romántico embarcadero a orillas del fiordo. Alrededor, verde y gigantescas montañas. Así es Undredal. Te gustará, no tenemos dudas.
Ya podéis ver la foto. Tønsberg es el típico pueblo escandinavo en el que alguna vez te gustaría poder pasar la Navidad. Nórdico y europeo a la vez, acogedor, vestido con un manto blanco en invierno, y con colores ocres de sol en los atardeceres de verano. No te lo pierdas.
De todos los municipios que os hemos propuesto, sin duda este es de los más ‘animados’, entendiendo por ello el tener una oferta de ocio mayor en la que destaca para el turista el museo de la ciudad o la Fortaleza Kongsten. Además, se trata de un pueblo de aire medieval, con ese empedrado en las calles que le da un toque de otro tiempo. Con modestos y acogedores cafés, su casco histórico te va a encandilar.
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