Hugh Hefner, el fundador del imperio Playboy, ha muerto a los 91 años de edad en su famosa residencia de Los Ángeles, la mansión Playboy. Una vida que deja muchos misterios que seguro que no conocías. Aquí todo lo que debes saber de la mansión Playboy y de su propietario.
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Gracias a un préstamo de mil dolares de su madre en 1953, Hefner pudo montar el imperio que hoy conocemos como Playboy. Hefner fundó Playboy en 1953 después de que los directivos de la revista Esquire le negaran un aumento de sueldo de cinco dólares.
El fundador de la revista Playboy, Hugh Hefner, vendió su famosa mansión de Los Ángeles por 100 millones de dólares (más de 85 millones de euros) a su vecino Daren Metropoulos. En un primer momento la puso a la venta con 200 millones, sin embargo la rebajó. El contrato incluyó entre sus cláusulas que Hefner, de 90 años entonces, podía residir lo que le restaba de vida en la mansión.
Por la mansión Playboy pasaron muchos famosos. Entre ellos Elvis quien se dice que habría dormido con ocho «conejitas» a la vez en la casa de 12 cuartos. También se cuenta que John Lennon quemó un Matisse al dejar tirado su cigarrillo por la casa.
El cartel de «Hollywood» estuvo a punto de desaparecer cuando los propietarios de los terrenos pensaron en venderlos. Hefner contribuyó en 2010 a salvar las famosas letras del cartel situado en Los Ángeles, con ayuda del entonces gobernador de California, el actor Arnold Schwarzenegger.
La protagonista del primer número de Playboy en ese 1953 fue la diva Marilyn Monroe, con una foto de portada en la que aparecía completamente desnuda en una cama de terciopelo rojo en las páginas interiores.
Los años habían hecho mella en la mansión, las alfombras estaban manchadas y los dormitorios repletos de muebles en mal estado y colchones desgastados y manchados, como puede verse en un artículo publicado en Vice.
Las conejitas de la mansión recibían su paga de manos de Hefner cada viernes. A cambio de los 1.000 dólares semanales, el dueño de la mansión se veía con la potestad de quejarse de todo aquello que no le gustaba de sus «empleadas». Las chicas tenían que volver a casa antes de las nueve de la noche si no salían con Hefner, debían ocultar a sus novios y no podían buscarse otro trabajo fuera de la casa.
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