Ser un buen viajero significa abrirse a una cultura con el corazón y la mente. Cuando “se es respetuoso” al viajar, se es el mejor embajador del mundo. Hay que ser respetuoso con la cultura de cada lugar, desde respetar monumentos, puinturas hasta los centros religiosos.
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Si algo está prohibido fotogragiar hay que respetarlo. Hay que informarse antes de llegar al destino. En algunas culturas dar la mano, hablar muy cerca o incluso tocar la cabeza a un niño está considerado como irrespetuoso.
No hay que olvidarse de probar y descubir la gastonomía típica de tu destino. ¿Cómo? Habla y rodéate de los lugareños y «empapate» de su cultura. Sácale el mayor partido al transporte público y así ahorrarás en tu viaje.
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