Para nuestra suerte, ya hay un alojamiento para cada tipo de huésped. Sobre todo, para cada sueño de viaje. Por eso, la idea de soñar en lo alto de un árbol, como un anhelo de libertad plena casi infantil o atávico es cada vez más plausible. Incluso en España. Vivir la naturaleza lejos del suelo es posible en cabañas más o menos lujosas encaramadas en las copas de los árboles. Elige tu nido favorito para dormir en un árbol.
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Casas en los árboles, traducido del euskera. Un total de cinco cabañas de madera se camuflan en el mar frondoso del bosque de Zeanuri. Todas las comodidades están servidas en su interior de decoración campestre. Estufa ecológica, váter seco, ducha… Cafetería y wifi en el caserío principal, eso sí. Un par de estas cabañas se elevan a 17 metros del suelo. Otra, la más pequeña, es también la más romántica en plan nido de amor. Una se llama Oooh! Y nos podemos imaginar la razón: una terraza panorámica de 360º.
Entre abetos Douglas, este alojamiento ecológico es pionero en el turismo de cabañas en España. Más rústicas que las anteriores y de madera natural sin tratar, disfrutan del entorno de Las Guillerías, con el macizo del Montseny esperando a que nos asomemos desde las terrazas. WC biodegradable. Lavamanos. Velas y walkie-talkie. Y el desayuno, puntual cada mañana y servido en una cesta que se recoge con polea. Además, el complejo se completa con una masía para almuerzos y cenas, así como una piscina común.
Un proyecto que, bajo los parámetros del turismo sostenible, no ha parado de crecer alrededor de la sierra de Outes y que en la actualidad disemina en varias fincas distintas un puñado de cómodas cabañas de exquisito diseño exterior e interior. Alto confort sostenido en pilotes, con un equipamiento que puede incluir televisión, cocina completa, chimenea y hasta jacuzzi en la terraza. No falta tampoco el wifi. Para tarzanes sibaritas.
Bien altas y todas distintas, encaramadas en el robledal de Amati, las cabañas de esta empresa pionera en parques de aventura con los árboles como protagonistas hacen que la vida en el bosque sea otra cosa. El lugar es una joya ecológica, un pulmón de especial interés arbóreo y ornitológico. Basoa Suites, un rinconcito para parejas a las que sólo les falta volar tras descubrir el encanto de sus alcobas de madera, un primor de buen gusto en las alturas, entre troncos centenarios y ramas que se cuelan por las ventanas.
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El espectáculo de algunas de estas cabañas, como El Atardecer o El Águila Imperial Ibérica, es sobrevolar las copas de los árboles y mirar de frente al embalse de Torre de Abraham o al macizo de Rocigalgo, en pleno Parque Nacional de Cabañeros. Estamos en un bosque húmedo mediterráneo y en el primer ecolodge creado en un parque nacional español. Hay que recorrer el paraje entero, pero no hay que dejar de aprovechar la casita al máximo, para sentirse como una especie alada más.
Los nombres de este tipo de alojamientos no son muy imaginativos, pero suficientemente descriptivos para seducir al personal. Porque todos alguna vez hemos querido dormir en los árboles, más si podemos hacerlo en la Sierra de Gata. Apenas tres sencillas cabañitas de madera con vistas al embalse y al bosque, una forma perfecta de aplicar la brisaterapia, de prescripción facultativa. Castañares, dehesas, grullas, piscinas naturales, impresionantes rapaces… Todo al alcance de la mano desde estas cabañas tan bucólicas.
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