A estas alturas es ridículo escandalizarse ante costumbres gastronómicas asentadas en la cultura ancestral y en las despensas autóctonas por mucho que nos choquen. Sí, comer insectos mola. Como cada vez estamos más viajados descubrimos ingestas gourmet de lo más exóticas y variopintas. Descubrimos la insectomanía, más formalmente descrita como entomofagia y que forma parte de la alimentación diaria de millones de personas. En Europa, el cambio de mentalidad está al caer. Y es que nadie puede poner en duda el valor proteínico del bichario, más si se le ha aplicado un correcto proceso de secado. ¿Asco? Muchos se marearían al imaginarse chupando la cabeza de una gamba, así que ¿por qué no íbamos a disfrutar masticando un crujiente saltamontes, un saladito escorpión –los arácnidos no son insectos pero cuentan para esta dieta-, un grillo aderezado o una jugosa larva? Aparquemos los escrúpulos y abramos la mente y la boca a los insectos más suculentos. En estos países lo hacen.
Publicidad
El país que según los últimos estudios más especies de insectos consume, más de 300 distintas, en estados como Oaxaca, Guerrero, Puebla, Hidalgo, Tlaxcala y Querétaro. Incorporados a la rutina gastronómica desde tiempos precolombinos, especialmente en territorios rurales, los escamoles, los gusanos de maguey –frititos o braseados, picantes y en tortilla- y, sobre todo, los chapulines –una variedad de saltamontes- se sirven enchilados o marinados en limón como aperitivos o botanas, pero la moda los ha llevado a ser ingredientes estrella de los restaurantes de alta cocina.
En realidad todo el sur asiático convive con esta práctica, pero es tal vez el país de las sonrisas el que mejor ha sabido venderla hasta convertirla en toda una atracción turística. Como ocurre con China, más de 200 especies de insectos están incluidas en un menú que siempre está a la vista gracias a los múltiples mercados callejeros de comida. No es difícil toparse con brochetas de alacrán, con todo tipo de gusanos, con saltamontes y con grillos procedentes de las miles de granjas de todo el país.
Son los países meridionales del continente africano algunos de los más proclives a saborear insectos de todo tipo. Los bosques de Namibia, Mozambique, Zimbabue, Zambia o Angola son pasto de la oruga comestible de la mariposa emperador, fuente de proteína importante también del comensal sudafricano, amén de las termitas, que también son plato delicatessen.
Una gastronomía tan rica y sorprendente como la nipona tiene a la fuerza que aprovechar manjares insospechados como por ejemplo el saltamontes inago, aunque difícil de encontrar, o las larvas de avispa zaza-mushi, el dulzón hachi-no-ko muy popular en el interior del país. En la ciudad de Omachi son famosas las galletas de avispa excavadora, con aguijón y todo.
Sí, no nos hemos pasado de rosca, en ciudades como Nueva York la tendencia de comer insectos está siendo introducida con éxito creciente. En vez de viajar para experimentar estos sabores, mejor traerlos a la capital del mundo para disfrutarlos en restaurantes mexicanos u orientales. Un ejemplo de lo que deparará el futuro del mundo gastro global.
Al planificar un viaje, uno de los aspectos más subestimados es el tiempo. Aunque crear…
La Navidad es ese momento del año donde hay que estrujarse el cerebro. Hay mucha…
El 5 de diciembre, un avión de Air China pasó por un aterrizaje tenso en…
La capital española es una de las ciudades que más sale a relucir durante las…
Una joven turista china experimentó un incidente alarmante en Sri Lanka al caer de un…
A pocos kilómetros de El Escorial, en la Comunidad de Madrid, se encuentran algunos de…
View Comments
ME PARECE QUE ESOS ALIMENTOS TRAEN LAS ENFERMEDADES. LOMAS RAZONABLE ES QUE LA CIENCIA Y LA TECNOLOGIA SE INCLINE A MEJORAMIENTO GENETICO DE LASESPECIES ANIMALES Y VEGETALES TRADICIONALES PARA CONSEGUIR PRODUCTIVIDAD Y DE ESTA MANERA SATISFACR LA DEMANDA MUNDIAL DE ALIMENTOS CON LOS PRODUCTOS TRADICIONALES Y DEJAR A LOS INSECOS EN POBLACIONES MANEJABLES PORQUE CUAL QUIER DESCUIDO SE CONVIERTEN EN PLAGAS INCONTROLABLES EN EL MUNDO
que asco