A las reivindicaciones tradicionales del gremio del taxi se le han introducido otro tipo de conflictos en la agenda: la aparición de nuevos servicios de transporte privado de viajeros como Uber y Cabify. Hasta el momento, y en suma a las movilizaciones en las calle, se ha optado por la vía judicial o el apoyo del Gobierno a los primeros pero, ¿Cuáles son las claves de este enfrentamiento entre taxistas, Uber y Cabify?
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Uno de los primeros motivos que llevaron a los taxistas a la calle fue la competencia desleal de Uber y Cabify que utilizaba, en sus orígenes, conductores sin la licencia obligatoria para este tipo de servicios. Los tribunales les dieron la razón pero Uber lanzó, a posteriori, UberX, una versión que sí poseía una flota con chóferes con VTC (nombre de la licencia) al tiempo que Cabify hacía lo mismo. Por tanto, el origen de la disputa empieza a encontrar flecos a los que agarrarse y ponen las cosas más difíciles para los taxistas.
A vueltas con las VTC, las citadas licencias de vehículo de turismo con conductor), los taxistas quieren diferenciar la posesión de una con el servicio que ellos prestan. O lo que es lo mismo, la VTC tan solo debería dar permiso para ofrecer un servicio precontratado. Ahondando en ello, no puede recoger pasajeros de forma casual e improvisada, lo que supuestamente estaría haciendo Cabify y Uber. En total, según las últimas cifras del Ministerio de Fomento, en España se han otorgado 5.973 licencias VTC por el total de 65.030 taxis existentes.
No es un tema baladí porque seguro que ‘escuece’ entre usuarios y aviva el conflicto entre taxistas, Uber y Cabify. Si en el caso de los primeros no cabe ninguna duda, las sombras se posan sobre los restantes. Por un lado, las facturas de Cabify llevan el membrete de Maxy Mobility Spain S.L., es decir, la versión española. No está tan claro en el caso de Uber puesto que se trata de trabajadores autónomos que les obliga a pagar el IVA pero, y dado que deben de pagar una cantidad fija a la matriz europea por concepto de uso de la tecnología, existe otro tanto que se va fuera de nuestras fronteras.
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Al igual que el punto anterior, y como fuente de conflicto entre taxistas, Uber y Cabify, nos topamos con el precio que paga el usuario o, dicho de otra forma, el coste que aplica cada una de esta compañía. Mientras que los taxistas se ceben ceñir a las tarifas fijadas por el Ayuntamiento sea cual sea la demanda, tanto en Uber como Cabify el usuario conoce de antemano que precio que pagará por el servicio ayudándole a tomar una decisión e incluso puede pagar desde la aplicación del teléfono móvil. Pero, la auténtica disputa, es ese precio final que las nuevas compañías varían según las necesidades, condiciones climatológicas, etc.
Antes de que Pedro Sánchez llegase a la presidencia del Gobierno, el PP acordó un consenso convalidado por “unanimidad” en el Congreso para resolver el conflicto. En éste se acordaba que se haría un reparto de 30 licencias por cada licencia VTC. Esto ha quedado en el olvido despertando el enfado de los taxistas que se veían respaldados por la ley. Mientras tanto, siguen esperando algún tipo de respueta clara por parte del ministro de Fomento, José Luis Ábalos.
Uber y Cabify crecen en usuarios (Fuente: Edicions la veu del pais / Flickr)
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