Si pensamos que la Navidad se anticipa cada vez más, lo más fiable es fijarse en el termómetro navideño por excelencia: Nueva York, capital del mundo y también de las fiestas con más actividades y consumo del planeta. Podemos afirmar que no se puede cantar un solo villancico si no ha pasado ya el desfile de Macy’s, pistoletazo multitudinario por las grandes avenidas y en el que Santa Claus hace su primer acto de presencia entre los globos gigantes de los personajes de dibujos animados. Es justo este Día de Acción de Gracias cuando se oficializa el Christmas time, todo un contraste frente a la enajenación consumista del Black Friday. Pero el caso es que ya esperamos el encendido de los árboles para sentirnos todavía más en el epicentro del mundo. Nueva York en Navidad. Nos gusta lo típico y lo tópico, pero a lo grande.
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El primer miércoles después del Día de Acción de Gracias, el gobernador del estado preside la ceremonia del encendido de este Picea Abies de más de 20 metros de altura, y que desde 1931 viene significando el verdadero ON de las Navidades en la Gran Manzana. Pero árboles hay por toda la ciudad, como el del Lincoln Center o el de Bryant Park, ambos con encendidos más prematuros.
Patinar es una actividad casi obligada en Nueva York en Navidad. Si uno no sabe y teme una trompada inoportuna, hay que intentarlo. No hay excusa en pistas tan célebres y masivas como la del Rockefeller Center, pero también se puede practicar en Bryant Park o en el Wollman Rink de Central Park. Toca abrigarse y calzarse las cuchillas.
Epicentro de la Navidad más frenética, estos almacenes de fama mundial además de chupar cámara durante el desfile de Acción de Gracias hacen de residencia temporal de Santa Claus. Por un lado, la gente acude en masa a sentarse sobre sus rodillas. Por otro, para agilizarle el trabajo se puede echar la carta de regalos al buzón instalado en la planta de Santaland.
El show del Radio City Music Hall es una de las citas más representativas de Nueva York en Navidad. El espectáculo de las Rockettes lleva desde 1933 siendo símbolo festivo de estas semanas. No es especialmente barato hacerse con un ticket, pero oye, ¡es el baile de las Rockettes, es el Radio City Music Hall!
Como es menester, y como toda ciudad imbuida de espíritu navideño se presta, la visita al mercadillo es un plan al que hacer un hueco. Simplemente acudir a cualquiera de ellos, al de Winter Village (Bryant Park), al Grand Central Holiday Fair, al Union Square Holiday Market, o al Columbus Circle Holiday Market. Da igual que no se compre nada, aunque en el pack puede entrar comprar un candy cane o beberse una sidra caliente, la apple cider de toda la vida.
La iluminación es un factor fundamental de Nueva York en Navidad. La calle 125 de Harlem es un paseo a considerar pero sobre todo hay que puntuar la tradición de adornos particulares en las casas de Staten Island y Bay Ridge, en Brooklyn. Ellos son así, lo que vemos en las películas no es material inventado sino una costumbre familiar irrenunciable.
Pero son las tiendas las principales protagonistas de las Christmas Lights neoyorquinas. Las grandes superficies como Macy’s, Saks, Bloomingdale’s o Bergdof Goodman potencian su ya indiscutible atracción turística con encendidos recargados y escaparates emperifollados y diseñados para epatar. Casi una competición.
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La cita. Desde 1907, la gran bola de espejos marca el paso de un año a otro en un encuentro masivo culminado por un espectáculo de fuegos artificiales difícil de superar. Desfiles, conciertos, luces láser, toneladas y toneladas de confeti… Nueva York en estado puro.
¿Qué le vamos a hacer? La Navidad y el running van unidos. Es un hecho. Así, todos los años y una vez que la gran maratón de Nueva York ya ha pasado, se celebra una edición más de esta popular carrera con salida en Central Park. Son 4 millas de nada bajo un cielo cubierto de fuegos artificiales ya que todo comienza justo a las 11:59 p.m.
Otra de las tradiciones navideñas, extendidas en otras partes del mundo, es bañarse en aguas gélidas. ¡Por gusto! ¡Voluntariamente! El Polar Bear Club organiza en Coney Island este Polar Dip que congrega a un montón de gente chalada por querer chapotear en el Atlántico. Ay, Nueva York, lo que no se pueda hacer en ella…
Si quieres conocer más sobre qué ver y hacer en Nueva York no dudes en visitar nuestra sección especializada.
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