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10 cosas que hay que hacer y ver en Madeira

Madeira es un grupo de islas, un archipiélago, vamos, que pertenece a Portugal y que, para situaros, está al norte de las Islas Canarias, en el Océano Atlántico. Está formada dos islas habitadas, Madeira y Porto Santo, y tres islas menores no habitadas, llamadas colectivamente Islas Desertas, que, junto con las Islas Salvajes, forman la llamada Região Autónoma da Madeira. Hechas las presentaciones, os diremos que últimamente se ha convertido en un destino vacacional muy solicitado debido a su buena temperatura anual (unos 20 grados en invierno) como a sus grandes posibilidades (playas, naturaleza, deportes), y también porque está al alcance de todos los bolsillos. Para abrir boca, te vamos a dar algunas claves de lo que hacer y qué visitar en estas islas de origen volcánico. No te vas a aburrir.

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1. Pasea por Funchal.

Empecemos primero por lo urbano, aunque no está desconectado de lo natural, ni mucho menos. ¿Qué hacer y qué ver en Funchal? Pues es una ciudad de más de 100.000 habitantes así que ‘exprímela’ al máximo. Piérdete en sus paseos y entre sus decenas de tipos de flores diferentes que inundan sus calles. No pierdas de vista sus parroquias cuando pases por una de ellas (que lo harás); visita su jardín botánico y sus rincones accesibles solo a pie. Recuerda que la ciudad está construida de abajo a arriba desde el mar a modo de anfiteatro, así que lleva calzado cómodo… ¡y a andar!

Vista parcial de Funchal con su Ayuntamiento en primer término. David Stanley (Flickr)

 

2. Vete de mercadillo.

No podemos dejar la ocasión de viajar al exterior y no pasar una mañana o una tarde de compras. No te vamos a proponer ir a un moderno centro comercial, no. Te proponemos los mercados tradicionales como el de Lavradores de Funchal, para que te envuelvas de su aire colonial y de sus productos típicos y fresquísimos por cierto. Pero aparte encontrarás todo tipo de artículos (también ropa) y muchas flores porque las flores son patrimonio de Madeira de de Funchal. Fuera de la capital te recomendamos los de Santa (Porto Moniz), Ponta Delgada y Santo da Serra.

Mercadillo de Lavradores. Alexander Baxevanis (Flickr)

 

3. Pasa un día de playa.

En un archipiélago como Madeira es imposible no encontrar buenas playas. Recuerda que se trata de una isla de origen volcánico por lo que muchas playas son de arena negra o de roca como la de Formosa en la bahía de Funchal (con mucha vida nocturna también). Disfrútalas porque en nuestra Península no las tenemos. Pero si te gustan las playas de arena más blanca, tienes la de Calheta o la de Porto Santo que está en la isla del mismo nombre (la otra que está habitada en el archipiélago) y que tiene 9 kilómetros de arena blanca (y con propiedades medicinales según dicen) y aguas azul turquesa.

Imagen de la playa de Porto Santo. Ben30 (Flickr)

 

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4. Parque de las 25 Fontes y la Cascada da Risco.

Viajar a Madeira es una buena oportunidad para hacer senderismo, y lo mejor es hacerlo en este vergel que es el Parque de las 25 Fontes y la Cascada da Risco. Se trata de un lugar espectacular, inundado por la vegetación y por el agua, con senderos estrechos en los que encontrarás a cada paso que des preciosas cascadas y evocadoras corrientes de agua. Respira el aire puro y ‘descontamínate’ de la gran ciudad.

Una de las 25 fontes. Allie_Caulfield (Flickr)

 

5. Piscinas naturales de Porto Moniz.

No dejamos de lado el agua. Después de pasar un día de playa, lo mejor es hacerlo ahora en una serie de piscinas naturales de lava bañadas por el océano. Llévate comida y pasa el día entero allí si quieres. Y no dejes pasar la ocasión de disfrutar del paisaje hasta llegar allí, de las carreteras excavadas en la roca y de la cascada del velo de la novia.

Complejo balneario de Porto Moniz. David Stanley (Flickr)

 

6. Visita un pueblo típico.

Madeira tiene vida más allá de la capital y la naturaleza. Hay un término medio que son sus pueblos. Cerca de Funchal por ejemplo tenemos el pueblo pesquero de Cámara de Lobos, donde llama la atención la gente que juega a las cartas en la calle. Te recomendamos también Santa Cruz, con su precioso Ayuntamiento de aire colonial; y Santana, con sus casas típicas prácticamente triangulares.

Casas de Santana. Stephen Colebourne (Flickr)

 

7. Haz deportes que en tu ciudad no harías.

Aprovecha tu estancia en Madeira para practicar deportes que en tu vida diaria es imposible que realices. Hablamos sobre todo de deportes acuáticos como bucear. Allí puedes realizar espectaculares inmersiones y admirar la riqueza de los fondos marinos de Madeira. También puedes practicar windsurf, surf y kite en sus playas como la ya mencionada de Porto Santo o la de Jardim do Mar, que es la preferida por los amantes de las olas.

Surfista en una playa de Madeira. Alexander Baxevanis (Flickr)

 

8. Disfruta de las espectaculares vistas desde el Mirador de Sao Gonzalo.

Siempre recomendamos acudir a miradores urbanos o naturales y con Madeira no iba a ser menos. Nuestra apuesta esta vez es la del Mirador de Sao Gonzalo. Ya os hemos contado que Funchal está levantada a modo de anfiteatro, desde la costa por la ladera de la montaña, por lo que podréis suponer que tiene lugares privilegiados para disfrutar de unas espectaculares vistas de su bahía, de amaneceres y atardeceres. Ese lugar es el Mirador de Sao Gozalo.

Vista de Funchal. PortoBay Hotels & Resorts (Flickr)

 

9. Paseo en teleférico.

Descubrir toda la belleza de Madeira de un simple vistazo y a vista de pájaro es más fácil de lo que te piensas gracias al teleférico de Funchal, uno de los atractivos turísticos de la capital. Comunica Monte con el Parque Almirante Reis, que está en la parte vieja de la ciudad. El recorrido es de unos 15 minutos de duración y las instalaciones son muy modernas.

Calle de Funchal con el teleférico por encima. Artur Malinowski (Flickr)

 

10. Visita las otras islas.

Ya hemos hablado lo suficiente de la isla de Madeira y queda claro que es una de las islas más bonitas del Atlántico, y os hemos propuesto también la de Porto Santo como alternativa. Sin embargo, también tenemos las llamadas Islas Desertas que también puedes visitar después de un agradable (o no, depende de la persona) trayecto en barco. Si siempre quisiste estar en una isla desierta, esta es tu oportunidad, literalmente.

Vista de una de las islas Desertas. Michael Gaylard (Flickr)

 
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David García

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