Comer comida callejera en Tailandia no es un acto de fe o valentía, sino una recomendación esencialmente gastronómica. No sabemos lo que durará y por eso hay que darse prisa. Una actividad de gran tradición que, cómo son estas cosas, parece haber mutado en moda y tendencia y que a lo mejor se convierte ahora en historia. Para el pueblo tailandés, comer en la calle es de toda la vida un acto social (y económico) imprescindible. Sin embargo, los tiempos cambian y los puestos de Bangkok están en peligro de extinción de acuerdo a una nueva política que empieza ya a desmantelar aquellos que no cumplen unos mínimos de salubridad. Lo malo es que para finales de 2017 quieren acabar con todos. Mientras tanto, todavía en la capital y en el resto del país, podemos y debemos dejarnos unos cuantos baths para saber lo que es comer un delicioso pad thai en el bordillo de una acera.
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1. Hay que atreverse
Fuera prejuicios castrantes. Comer comida callejera en Tailandia es obligatorio. Aunque sea comer sopa directamente de bolsas de plástico, aunque sea comer escorpiones ensartados en una brocheta.
2. Si hay gente, haz cola
No suele fallar. Los puestos más concurridos con clientela local normalmente son los mejores. Si acudes a un puesto solitario que sea porque el chivatazo es de buena fuente.
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3. Sello de calidad
Abre bien los ojos y fíjate en los puestos que en Bangkok tienen distinción Shell Shuan Shim (incluye un dibujo de un bol), garantía de calidad.
4. Cocinar a la vista
Lo normal es que en estos puestos de street food todo se cocine in situ delante de la clientela. Si algún proceso se lo saltan, si el precocinado no te convence, o si se sacan de la chistera productos de sospechosa procedencia, rílate del juego.
5. Visitar los mercados
Nada mejor para coger el pulso a una ciudad que visitar sus mercados. Si son de comida, mejor. En Bangkok, Chiang Mai y Chiang Rai, por poner sólo tres ejemplos de ciudades clave, la oferta es amplia y recomendable. Ojo, conviene madrugar y meter las narices donde no te llaman. Porque en realidad sí te llaman.
6. Mercados flotantes
Una variante del consejo anterior. Los mercados flotantes Amphawa y Damnoen Saduak son dos opciones fundamentales para descubrir cómo la camida callejera se traslada del asfalto a las barcas sobre el agua. Tan pintoresco como sabroso.
7. Engullir Tom Yum
La comida callejera de Tailandia ofrece muchos bocados deliciosos, pero sería imperdonable pasar por alto esta sopa de gambas, pollo o pescado, de fondo denso y vibrantes toques de jengibre, lima, cilantro y chili.
8. Insectos: no problem
Gusanos, larvas, saltamontes, orugas, escarabajos, cucarachas… Todo un abanico de este mundo animal que no suele contar con el predicamento del turista más melindroso pero que no deja de ser uno de los atractivos de la comida callejera tailandesa. Informaros de los mejores puestos y mercados donde poder darse el atracón más desprejuiciado posible. Generalmente no dejan de ser bocados crunchies y saladitos. Son los snacks del país.
9. Agua de coco para tirar millas
A pesar de que te decimos que no suele haber peligro y de que la mayoría de puestos son garantía de calidad e higiene, tu estómago nos lleva la contraria. Vale, localiza el puesto de agua de coco más cercano y este líquido frenará el desastre.
10. Picante, ten piedad
Puede que seamos muy valientes y pensemos que a nosotros el picante no nos afecta. Cuidado, el baremo occidental está muy lejos de ser el del tailandés. Allí un plato moderadamente ardiente pica como el infierno. Así que puntualiza al del puesto: No spicy, please! Mejor: ¡¡¡Mai phet!!!.
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